ENTREVISTA A LIDI FERRARI

ENTREVISTA A LIDI FERRARI

A propósito del Día del Maestro, dialogamos con Lidi Ferrari, docente de alma, quien opina que: “Me gustaría que la educación se pudiera mejorar, por ahí que se fuera a la escuela con otros valores, para que fuera más fácil la relación alumno-maestro.”

E.A.: ¿Cuántos años trabajó de maestra?

L.F.: Yo me recibí de maestra a los 17 años, y a esa edad, fui a trabajar a Pilar. Estuve trabajando un tiempo allí, hasta que mi papá conoció el lugar donde yo trabajaba, que era en General Rodriguez, y me dijo que consiguiera un trabajo aquí, en Capitán Sarmiento, porque decía que era mejor que hacer tanto sacrificio y no ganar nada, porque nos pagábamos el pasaje y demás, así que me vine para esta ciudad. Hice otros trabajos, pero me desempeñé en las escuelas en diferentes cargos durante  38 años. Hoy se piensa que porque tenés un título tenés que conseguir un trabajo acorde a ese título. Yo piqué, piqué, estuve 13 años de suplencias y reemplazos, hasta que en el año 1973 me nombraron, y bueno en total estuve trabajando 38 años. A los 55 años, cuando ya tenía edad para poder jubilarme, con todos los requisitos, lo hice, ya hace 21 años.

E.A.: ¿En qué instituciones trabajó?

L.F.: Trabajé en la Escuela N° 5, como asistente social y como maestra, en la Escuela N° 1 como maestra, como asistente social, luego Vicedirectora y había aprobado para ser Directora, en la Escuela N°8, en la Escuela N° 9, poco tiempo, en la Escuela N° 4, también en la Escuela N° 12, en el Jardín de Infantes N° 1, en la Media N° 1 como preceptora, en el Centro de Investigaciones Educativas como Bibliotecaria, también como asesora, en fin, un poco de todo.

E.A.: ¿Cómo vé al docente actual?

L.F.: Hay muchos cambios, no sé si llamarlo cambios, porque como todo en la vida se vive muy diferente, pero por ejemplo, hay personal docente excelente, como en todas las épocas, pero hay gente que realmente no sé si tiene realmente vocación docente. Si  lo lleva en el alma, como lo llevábamos nosotros. De chiquita, yo ponía unos cajones e inventaba bancos y alumnos, siempre lo llevé en el alma. Tuve la suerte de ir a estudiar, tres años en Arrecifes, y dos en San Antonio de Areco, porque acá no había donde estudiar. Mis padres me dieron esa posibilidad, y tuve la fortuna de hacer lo que más me gustaba, que era ser maestra. De todos los cargos que tuve, lo que más me gustaba era el rol de maestra, lo lindo del trato con los alumnos. Pero veo en la actualidad, cosas que dan pena, hay cada ejemplo. Como que se han perdido los valores, se perdieron en muchos aspectos los valores, pero en educación más. Yo escucho “….estaba estudiando en Buenos Aires, pero le fue mal, y se viene para acá a estudiar de maestra, total va a tener trabajo”. Yo siento esos comentarios, y es como si me clavaran una puñalada. Porque algunas son excelentes maestras, de vocación; pero este trabajo por razones económicas no se puede hacer.

E.A.: Y a los alumnos ¿los vé cambiados también?

L.F.: En cuanto los chicos, también han cambiado mucho. En muchos de los casos, no llevan a la escuela la educación desde la casa, no respetan a los padres y así como no respetan a los padres, tampoco saben respetar al maestro. Siempre hay excepciones, como en todos los casos. Hay chicos que van a la escuela con ideas que no sé de dónde la han sacado, como que la maestra es la última porquería que hay, en cambio antes la maestra era la maestra. No creo que en tu casa te habrían dicho algo en contra de la maestra. Y hoy en día no sé porque la culpa siempre es de la maestra. En el fondo, duele.  Es muchísima la diferencia, en pocos años. Quizás los docentes en la actualidad no estén preparados para este tipo de alumnos, con tanto internet y celulares. Cuando estaba la calculadora, yo la aceptaba, pero yo les decía que igual les decía que tenían que aprender a realizar las cuentas. Son adelantos extraordinarios, pero no creo que sean utilizados como corresponde.

E.A.: Forma una asociación con docentes jubilados, ¿me cuenta de eso?

L.F.: En el año 2004, formamos la Asociación de Educadores Jubilados, es una filial de la sede central que está en Luján que cumplió 70 años. Aquí en la ciudad estuvo formada hace muchos años, pero no quedó documentación de la misma, entonces un grupo de docentes formamos la asociación nuevamente, donde se pueden inscribir en forma de socios todos los docentes jubilados o retirados, los que han dejado de trabajar. Ya cumplimos 15 años, este jueves 12 vamos a festejar los 15 y vamos a hacer un almuerzo en el Centro Catalán, vienen gente de otros distritos. La tarea que realizamos es esencialmente comunitaria y de recreación, también estar actualizados en todos los temas. Existe un día que se llama Gesto Solidario, que es el 13 de junio, pero durante el año si podemos juntar dinero, ayudamos a instituciones, vamos a Todos y Nosotros, compramos libros para la Biblioteca Almafuerte, donamos zapatillas para el Merendero, comestibles para el Asilo. En un momento vendíamos viajes, donde juntábamos dinero, si no con nuestro aporte siempre realizamos algo, y si no juntamos nada, los visitamos. Cada tanto nos reunimos a tomar el té, en total  somos 93 socios. La presidenta en este momento es Olga Burgués, yo soy la tesorera. 17 personas integramos la comisión; es una buena manera de distraernos y si podemos ayudar, ayudamos.

E.A.: ¿Recuerda alguna anécdota en especial de sus años de docente?

L.F.: No te sabría decir…Sí lo que me pone muy bien, es que, como formo parte de la Comisión del Asilo de Ancianos, de las Damas Vicentinas,  voy seguido de visita al Asilo, y me dá mucho orgullo, cuando alguna persona me reconoce y dice: “Ay, ..la seño” o me encuentran por la calle y se acuerdan de mí . Eso es lo que más me gusta. Por eso digo, que dentro de todos los cargos que tuve, el de maestra es el que más gratos recuerdos tengo.

E.A.: ¿Algún agradecimiento en especial?

L.F.: Agradecer a mis padres, porque hicieron el sacrificio de mandarme a estudiar, que no era fácil. Eramos dos hermanos, y trasladarme hasta a Arrecifes, luego hasta San Antonio no era como ahora.  A mis maestros, porque si a uno le gusta algo, es porque se lo enseñaron a querer. A veces sueño que tengo que corregir cuadernos, …y me despierto y pienso “…pero si hace 20 años que estoy jubilada”. En todo momento lo tenés en la cabeza. Tambien agradecer a los papás, que han confiado en mí sus hijos.

E.A.: ¿Un deseo?

L.F.: Me gustaría que la educación se pudiera mejorar, por ahí que se fuera a la escuela con otros valores, para que fuera más fácil la relación alumno-maestro. Pero para eso van a tener que pasar muchos años.