SOLOS EN LA CIUDAD, CRÓNICA DE ACCIDENTES EVITABLES.

SOLOS EN LA CIUDAD, CRÓNICA DE ACCIDENTES EVITABLES.

Por Milagros Cuello Olmos

Sarmiento se cataloga de ser un pueblo solidario, pero si hablamos de empatía deja mucho que desear. Empatía es la condición humana de poder entender al otro poniéndose en su lugar, es decir, poder comprender la mirada desde el lugar de otra persona. Ser empático no implica hacer grandes beneficios ni sacarnos fotos haciendo colectas grandilocuentes, es simplemente entender que no puedo dejar el auto en una rampa, no puedo dejar los perros sueltos o no puedo hacer un pozo y taparlo con chapas en la vereda, porque todo eso puede afectar a otro…

Cuando hablamos de estas situaciones y de las consecuencias, los damnificados están solos, solos cuando te ataca el perro o cuando te encontrás en el piso, cuando gritas ayuda y nadie sale, cuando pedís información y nadie sabe, cuando te piden certificados o fotos del momento del siniestro…(créalo o no, te piden la foto de la hora exacta…) Cuando te pasa algo nadie te asiste y encima empezás un derrotero de situaciones burocráticas en las que se suman gastos a los dolores y tantas trabas como sea posible imaginar, con lo cual terminas dejando todo en la nada, total nadie se hace cargo y entonces, todo sigue igual. Los perros siguen sueltos, los pozos sin tapar, las veredas cortadas, los autos cruzados y así podemos seguir.

¿Cuántas veces les paso que le salió un perro al cruce o los mordió y nadie se hace cargo ni de gritarle al perro para que deje de masticarte la pierna? Y todos conocemos casos de personas atacadas por muchos perros, con heridas graves y que nadie le cubrió ni un analgésico. Es más, los esconden un par de días y después los largan como para hacerte burla. Estas solo cuando preguntas de quien es el perro, cuando vas a la fiscalía y te piden que pases primero por la comisaria y de ahí al municipio, y después te piden el certificado del médico de la guardia, y después una nota para la vacuna antitetánica, y otro para iniciar el seguimiento del perro, otro certificado, porque si no sabemos si tiene las vacunas (recuerden que son perros de nadie) debería hacerle un seguimiento el veterinario del municipio, pero después todos sabemos quién es el dueño, y alguien sabe que esta vacunado, porque cuando mordió al anterior, se lo dijo otro que es vecino de otro mordido por el mismo perro…esto un ejemplo de todos los perros que muerden, sin dueños en el pueblo… Como es obvio después de 15 idas y vueltas, gastando te cansas, ya estás trabajando y dejas, porque nadie va a hacer nada de todas formas, lo único que te queda es quejarte en las redes y comprometerte a votar a quien quiera tomar medidas de verdad.

Otro tema, igual de importante que el otro, las veredas. Se sabe que el metro que va desde el límite de la casa hacia a la calle, llamado vereda es responsabilidad del frentista y debe estar despejado para que transiten los peatones, no motos, no bicicletas, peatones también llamados gente de a pie. Obviamente en las esquinas estos pasos habilitados para circular deben tener rampas de acceso para sillas de ruedas o cochecitos de bebé, los mismos no pueden estar obstaculizados. Sabemos también que caminar por las calles es peligroso y no se debería, pero, volvamos al primer párrafo, acá muy pocas son las veredas en las que podes pasar, ya sea por los perros sueltos, ya sea por los escombros, autos cruzados, motos, Pozos, pocitos, Pozotes que sembrados estratégicamente para que no te olvides nunca agudizar tu sexto sentido para esquivarlos y a su vez a las chapas con las que los tapan y en caso de no hacerlo, caer sin romperte los dientes, (lo único que me quedó sano en mi caso).

En Sarmiento además de aprender a volar o solicitar pasarelas colgantes para caminar sin ser mordidos o sufrir un esguince o quebradura, debemos aprender a ser más empáticos. El viernes 8 me caí en la calle Sarmiento en un pozo mal tapado y sin señalar, tengo fractura en la mano, en la otra tendinitis y una fisura que me está enseñando a dictarle al Word, estuve 10 minutos en el piso pidiendo ayuda, quede enredada en la chapa, la que me lastimó, pero como tengo la antitetánica que tuve que dar cuando el año pasado me mordió el pitbull de la Colon, no sería tan grave. Como pude me levanté y llegue hasta mi casa rogando que no me muerdan los perros de la esquina o la galga de la Milicich, todos perros que viven del aire y no son de nadie. Como todos sabemos un viernes a las 21 la Sarmiento tiene gente, el dueño del pozo bajo la persiana, (o fue un fantasma) el otro apagó la luz (otro fantasma) la que estaba bajando cosas del auto en la casa que tiene la reja abierta y los perros sueltos cuchicheaba, pero nadie fue capaz de gritar: “Sra., ya llamé a la policía, a la ambulancia o a la grúa…” nadie, porque todos creen que a ellos nunca les va a pasar, y también creen y están acostumbrados que nunca pasa nada.

Hoy la vereda sigue igual y seguirá igual hasta quien sabe cuándo, tienen suerte, porque nadie hace mucho lío porque todos sabemos que no pasa nada. Acá es donde nos tenemos que unir, y reclamar, reclamar que se hagan cargo de lo que pasa por su culpa, y del arreglo, y que si no tienen plata hagan servicio comunitario, los de las veredas rotas y los de los perros, y que además se haga público, fulano de tal cumplirá servicio comunitario para cubrir la multa y los gastos ocasionados a tal persona, sea por el perro o por el golpe. Después de un par vamos a empezar a ver qué lindo se pone Sarmiento con veredas arregladas y libre de perros sueltos.

Los despido dejándonos como tarea averiguar los pasos necesarios para encontrar responsables…