AVIVADA

AVIVADA

Por Luis Marino Ejarque

En el diccionario castellano AVIVADA significa aprovechado, que actúa rápidamente en beneficio propio.

En la conducta del argentino medio significa lo mismo.

Ser vivo, avivarse, es sacar ventaja, y no sería malo en términos de competencia. En el fútbol un tipo “vivo” es fundamental, es el que se anticipa a lo que todos creen, el que engaña con sus movimientos o sus amagues.

La banalidad de la avivada termina cuando aparecen es su camino los términos SOLIDARIDAD y ETICA. Lamentable decisión es avivarse cuando estamos perjudicando a otro en algo que no es un juego y cuando la avivada rompe las normas sanas de convivencia.

No se puede pretender justificar es estos casos la avivada con el error, y mucho menos cuando se produce en un contexto en el que la Solidaridad y la Ética deben prevalecer.

El episodio del llamado Vacunagate en circunstancias de la campaña de vacunación Covid 19, es paradigmático de esta Avivada socialmente repudiable. Demás está describir lo reñida que está con el concepto de Solidaridad que debe movilizarnos a todos en medio de la Pandemia  ya que no hay miembro de la sociedad que no conozca los riesgos y las prioridades.  Pasar por encima del personal de Salud que tuvo como única recompensa a su riesgosa labor algunos aplausos, hacerlo también con nuestros ancianos y población vulnerable, pasa de ser una avivada a una traición a toda la sociedad.

Nada puede lavar la mancha que deja en la historia de cada uno de los inoculados indebidamente. Y son muchos… desde un ex presidente y sus jóvenes hijas, pasando por medio gabinete, punteros políticos, sindicalistas y jóvenes K, nadie queda exento de repudio. Lo patético es que seguramente a ellos no les importa. El único que ensayó un perdón fue el que destapó la olla de esta mugre: el perro Verbitzky (cueste creerle algo de solidaridad a un terrorista).  Nadie del resto pidió perdón por usar la vacuna que le correspondía a una enfermera o a un camillero… o a algún abuelo…

El valor de la verdad, la moral y la ética no pueden buscarse en quienes reniegan permanentemente de ellos. Y remitiéndonos a quienes debieran haber explicado esta vergüenza, vemos que el Presidente de la República menciona este fenómeno como un “error”, echando al ministro de salud porque ese error salió a la luz y no por el atropello cometido contra el pueblo. Lo hizo pisoteando la ética y dando cuenta una vez más de la amoralidad de las autoridades. Refrenda esto la reciente justificación del ministro Cafiero a la paliza que una patota sindical que le responde le propinó a unos ancianos “porque habían llegado antes”.

Son tan pueriles las explicaciones de los actos de gobierno y de las justificaciones a sus desatinos que da miedo sentirse gobernados por estos imberbes, patéticos e irracionales personajes.

La pérdida de la dignidad, de la que parecen hacer ostentación, es un arma que mete miedo ya que al justificar todo porque no hay freno moral, aparecen las actitudes dictatoriales y absolutistas, único modo de permanecer en el poder ya que la imposibilidad de la verdad se reemplaza con la fuerza y el escarmiento.

Algo de esto vivimos los mas añosos en la década del 70… hoy, los mismos personajes de entonces, pero más viejos lograron acceder al poder. La misma soberbia, la misma concepción autoritaria, la misma inmoralidad de banalizar la vida… Atrasan 50 años… y así nos va.