Planificar en tiempos de incertidumbre  (y no frustrarse en el hacer)

Planificar en tiempos de incertidumbre  (y no frustrarse en el hacer)

Por Milagros Cuello Olmos

   Ahora que está terminando enero podemos pensar como nos organizamos para el resto del año, y si necesitamos que sea un año nuevo, recodemos que el año nuevo Chino comienza el 1 de febrero, y podemos aprovechar para sacarnos lo que no nos sirve, escribirnos una carta, empezar nuestros objetivos posibles, y arrancar con una nueva forma de organizarnos y de esa manera tener la famosa nueva vida por la que siempre brindamos.

 Los argentinos solemos sufrir de un mal de la época que cada vez se hace más popular, la procrastinación. ¿y esto qué es?, ni más ni menos que dejar todo para último momento, distraerse y postergar, haciendo las cosas a las corridas y no todo lo bien que se hubiese podido… Para procrastinar no hay una edad o género o clase social, todos en algún momento nos hemos visto presos de este mal… tanto que muchos se autoconvencen que la disfrutan y terminan diciendo que ellos trabajan mejor bajo presión, que la “hora de la muerte” (*) los estimula. Y esta mas que comprobado que nadie logra dar lo mejor, si puede ser que de buenas cosas, pero no lo mejor.

  Con la pandemia nos terminamos justificando que dejar para último momento tiene que ver con la posibilidad de una nueva ola, cambios de protocolos, nuevas medidas, etc. Pero el no poder planificar y organizarnos tiene mas que ver con otro problema de los argentinos, vamos viviendo el día a día y no solemos tener una agenda organizada. (Un amigo dice que la falta de despertador y agenda física ayudan a que no podamos organizarnos, pero eso lo dejamos para otra columna.) Cuando termina el año solemos ver lo que nos falto hacer y hacemos una lista mental de lo que haremos el próximo año, y esa lista suele olvidar que el próximo año es ya, que tendrá los mismos días y la misma, o más, cantidad de actividades, distractores y excusas que él que está terminando.

   Los especialistas nos recomiendan que cuando hagamos el balance de fin de año, o fin de mes, o previo al cumpleaños, o simplemente hoy, que pongamos un cuadro de doble entrada, lo que, si hice, aunque no estuviera planeado, y lo que me falto. Acá puedo analizar que me permitió cumplir con ese objetivo, y ver que hizo que no llegara con los otros, debemos ser realistas con el análisis, no estamos para castigarnos por lo no logrado o vanagloriarnos por lo bueno. Una vez hecho esto pasamos a los próximos objetivos, pero los escribimos con ganas, no es la lista del mercado que la hacemos y queda olvidada en la mesa y traemos cualquier cosa. Vamos a empezar colocando el objetivo grande (lo que quiero en el año, puede ser parte de algo mayor, por ejemplo, aprobar todas las materias de este año para egresarme en dos años) y luego escribir todo lo que implica el objetivo y empezar a ponerle plazos a los pequeños pasos que nos van a llevar a concretarlo, (en el ejemplo de las materias, estudiar todos los días dos horas, armar un grupo de estudio, etc.) Acá podemos poner que nos motiva a realizarlo, como me voy a sentir si lo logro. Un punto importante es que todo lo que planifico sea personal y no incluya factores externos u otras personas, yo no puedo planificar tomar sol el 21 de septiembre, y enojarme si no sale un sol radiante.

      Este pequeño acuerdo con nosotros mismos tiene que estar a la vista y ser flexible, por ejemplo, no pude salir a caminar los 10 días de lluvia me habilito opciones, o veo como compensarlo para no darlo por perdido y enojarme. También es importante que cuando termino un logro y empiezo una nueva etapa me de un premio, algo chico, pero que me estimule a seguir, estos premios pueden ya estar por escrito, entonces cuando repaso lo que estoy haciendo, veo la recompensa para motivarme.

  Una vez que lo incorporamos es bueno que se lo empecemos a enseñar a los más jóvenes de la casa, los chicos y adolescentes necesitan organizarse para llegar, y si bien todos nos distraemos y perdemos valioso tiempo en redes sociales y plataformas de series y películas, ellos se ven más fácilmente tentados, al igual que con los juegos en línea. El covid nos afecto a todos, pero en el caso de los más jóvenes se torno un factor de desorganización, fundamentalmente con el cumplimiento de entregas y tiempo de estudio. Obviamente esto no es para todos, muchos también aprovecharon para estudiar y hacer cursos, y poder manejar sus tiempos le dio libertad…no todos somos iguales y eso es desde siempre. En el caso de los chicos, insisto, es bueno ayudarlos a organizarse con objetivos de corto y largo alcance, y según la edad, el premio puede ser, jugar una hora, ver un capitulo de su serie, comer algo determinado, etc.

  Aprender a vivir con la incertidumbre se hace más fácil si nos podemos organizar. Y si lo tengo por escrito, me ayuda a visualizarlo a elaborar estrategias para llegar a concretarlo. El hecho de analizar los pasos necesarios también me ayuda a ver que necesito para lograrlo y de apoco estar más cerca. Por ejemplo, si yo me planteo bajar 20 kilos para noviembre, y lo dejo pasar, es muy probable que no lo logre. Pero si lo divido y empiezo por ponerme como primer paso ir a la nutricionista, segundo, elaborar un plan de actividad física o anotarme al gimnasio, el objetivo va a estar más cerca, y no dependerá de una solución mágica de último momento, que casi siempre nos termina frustrando.