PLATERO Y YO

PLATERO Y YO

Por Andrea Cerdeyra

Haciendo un recorrido por libros y papeles que se encuentran desordenados en la biblioteca encontré uno maravilloso, simple y tierno como su protagonista y, seguro muchos recordarán haberlo leído en primer año de secundaria, de la mano de la profesora de Castellano Raquel Tavella de Romano. Hasta me parece escuchar su voz y la entonación que ponía en las  lecturas… ¿Ustedes también la recuerdan?

«Platero,»

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: «¿Platero?», y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…

Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel…

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra… Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:

— Tiene acero…

Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

Quise rescatar este texto para reflexionar acerca de la importancia de la lectura, que no se inicia en el jardín o la escuela primaria, sino que comienza   en la panza…cuando mamá nos habla o papá nos canta.

Esas hermosas canciones de cuna que miman el alma, esos cuentos inventados y repetidos una y mil veces, donde no te podés equivocar porque ellos lo recuerdan y te corrigen, las rondas (“la farolera tropezó y en la calle se cayó…”).

Hoy hay otros soportes. La tecnología ha diversificado las alternativas de juegos y actividades relacionadas a la lectura y hasta la voz ha cambiado: un español neutro unifica las identidades y ya el niño pierde sentido de pertenencia al escuchar canciones, cuentos, mirar películas y jugar con la Tablet o el celular en este lenguaje propio del mundo globalizado.

No es mejor ni peor. Es diferente el soporte y la manera de acercar los textos a los niños sin dejar por ello de usar el tradicional formato papel.  Lo importante es que usemos la lectura, la narración, la poesía, las canciones para acercarnos a esos mundos maravillosos donde la palabra no está vacía, no hiere, no provoca y llevarla a los chicos y a los jóvenes para que se transformen en puentes que los lleven a lugares impensados, a conocer personajes increíbles, a reconocer valores propios, a jugar al detective,  pero sobre todo a disfrutar y nosotros compartir ese disfrute para volver a ser un poquito niños.