SIMBOLOS: ROCA O CAHUANE

SIMBOLOS: ROCA O CAHUANE

 

EDITORIAL

SÍMBOLOS:  ROCA O CAHUANE

Parece mentira que en los tiempos que vivimos por nuestra localidad debamos entrar en discusiones estériles y tal vez inútiles. Aunque esto último también le podría tocar a quienes sacan proyectos que en definitiva no hacen nada más que resucitar viejas luchas históricas que nada aportan a la actualidad. El tema comienza cuando desde el oficialismo (llámese intendenta y concejales) surgió el proyecto de cambiar de nombre al camino de circunvalación, la construcción de una rotonda y poner allí la estatua de Roca. El cambio de denominación de circunvalación no sería demasiado contundente, pero para no levantar voces contra la misma, hubiera sido más prudente poner distintos nombres ya que el camino es bastante largo y de esa manera quedarían conformes más personas. La principal objeción respecto de la medida es que Julio Argentino Roca, un estadista y militar, fue el encargado de la campaña al desierto, donde en la lucha murieron muchos aborígenes o pueblos originarios, algo que en la actualidad histórica no está bien visto por los historiadores modernos, y también por la gente que los apoya. Para no entrar en rispideces los concejales oficialistas debieron consensuar o tal vez “consultar” con personas del pueblo para saber si la mayoría estaba de acuerdo. Siendo conscientes que el sistema representativo les otorga el poder de quienes los votaron, el sentido común aconseja consultar a quienes habitan la ciudad respecto de la medida de cambiar de nombre a la arteria. Para ser sinceros nos parece que las calles o arterias deberían llevar nombres de árboles, flores, pájaros o animales autóctonos. De esa manera se evita la polémica que se plantea cuando se evoca una persona del pasado o del presente, y se designa una calle con su nombre. El objetivo es evocar a alguien que pasó por este mundo y con su actuar dejó una huella importante en la ciudad. Aquí aparecerán muchos nombres, algunos cuestionados, y no es justo que otros no aparezcan. ¿Por qué Roca? Y vaya a saber a quién se le ocurrió la idea, y después el séquito oficialista en el HCD solo tenía que levantar la mano. Pero no termina allí la determinación porque también habrá una rotonda coronada por una estatua del mismísimo general Roca, otra idea descabellada sin lugar a dudas, en un mundo donde las estatuas están siendo cuestionadas desde un punto artístico e histórico. Parte del descontento contemporáneo se debe quizás al hecho de que las estatuas se yerguen en el espacio público y por lo tanto reclaman una versión de la historia como la historia pública, la historia oficial autorizada por el estado, siendo el caso muchas veces que al imponerse acallan otras narrativas y otras versiones. Cuando este silenciamiento ocurre generalmente la historia del otro se suspende del debate público y queda relegada a la muerte silenciosa, hasta que un día regresan con ferocidad. Vivimos en ese día. Sino tómese el caso de Alemania después de la guerra, donde han tenido que repensar temas de memoria colectiva y capas narrativas con mucha seriedad desde el fin de la segunda guerra mundial y el descubrimiento del Holocausto. A mediados de los años ochenta una generación de jóvenes artistas se dio a la tarea de repensar una rememoración de forma novedosa, sin caer en el monumentalismo propio del partido nacionalsocialista y el personalismo del líder. De allí surgieron los monumentos y memorials más interesantes y constructivos que tenemos en la Europa Occidental.

Por eso es loable el esfuerzo realizado por los dos concejales opositores que vieron lo insólito de la medida e hicieron su aporte teniendo en cuenta las más modernas interpretaciones de la historia: conocer los dos lados de la misma.  Porque una estatua ecuestre de Roca, nos cierra la historia, se alza como diciendo “aquí gané yo y los míos.” Aunque en realidad nadie sabe muy bien “qué ganó” ni contra “quién luchó,” y pocos menos conocerán la versión de los derrotados. Así lo que se alce debe incluir la versión de los anteriormente derrotados, que es la narrativa que impulsa a los demoledores contemporáneos. Volviendo al tema local dichos concejales propusieron que en lugar de erigir una estatua de Roca –evitando discusiones- se hiciera un monumento recordando los 35 años del nacimiento de Cahuané una fiesta totalmente local y de la cual estamos muy orgullosos porque gracias a este evento somos conocidos en toda Argentina y países limítrofes. Una buena medida.