ENTREVISTA AL DR. PASCUAL FERRARA

ENTREVISTA AL DR. PASCUAL FERRARA

Dialogamos con el Dr. Pascual Ferrara, científico radicado en Francia, quien realizó sus estudios primarios y secundarios en nuestra ciudad, tiene de Capitán Sarmiento el mejor de los recuerdos…

 “El tiempo que viví en Capitán Sarmiento me dio las bases, sociales, culturales, éticas, para construir todo lo que vino después…”

E.A.: Se presenta

Soy Pascual Ferrara científico de profesión radicado en Toulouse, Francia. Nací en Buenos Aires a fines de 1951, estudié la carrera de Bioquímica en la Universidad de Buenos Aires.

E.A.: ¿Qué relación tiene con Capitán Sarmiento?

P.F.: Yo nací en Buenos Aires, la familia de mi padre, Ferrara, emigrantes italianos vivían en Buenos Aire, y la de mi madre, Vázquez, emigrantes gallegos, en San Antonio de Areco. La muerte de mi padre cuando yo era muy pequeño hizo que mi madre junto con dos hermanos decidiese comprar una confitería en Capitán Sarmiento, y así llegue al colegio primario antes de los 10 años. Y, también por esas cosas que se dan en la vida, en Sarmiento unos años después impulsado por el Rotary Club se creó el colegio secundario al que pude ingresar para completar mis estudios preuniversitarios.

Y tengo que seguir hablando de casualidades causales. La confitería estaba en la misma vereda que la Farmacia Ruiz y mi amistad con Tito (Dr.) Ruiz me hizo descubrir los tubos de ensayos en la trastienda de la farmacia, y luego su padre el Pato (Dr.) Ruiz que fue nuestro profesor de química biológica en el secundario termino de convencerme que la biología era para mí el camino a seguir. Y ese camino lo caminamos juntos día a día con Tito hasta obtener el título de Bioquímico.

E.A.: ¿Cuándo comenzó con la parte investigativa de su profesión?

P.F.: Tuve mi primer contacto serio con la investigación cuando comencé a trabajar en el Centro de Estudio de Hormonas Hipoficiarias, en la Facultad de Medicina, dirigido por el Doctor Alejandro Paladini. El Dr. Paladini fue mi director de tesis y me guio en mis primeros pasos en el laboratorio donde estudie las características estructurales y biológicas de la hormona de crecimiento humana y la equina. Una vez obtenido el título de doctor fui aceptado en la universidad de California en San Francisco en el Laboratorio del Dr. Li descubridor de la hormona de crecimiento humana. Allí estudié otras moléculas que actúan a nivel cerebral, las endorfinas que son las que nos producen ese sentimiento de satisfacción luego de un esfuerzo importante.

En Argentina la dirección del Dr. Paladini me permitió entender la diferencia entre ver una molécula en un libro y entenderla en el laboratorio. Recuerdo que me decía no es lo mismo leer la novena sinfonía de Beethoven en un pentagrama que escucharla tocada por un gran maestro. En el laboratorio en Estados Unidos aprendí el duro trabajo y dedicación que es necesario para ejecutar como los grandes maestros.

De Estados Unidos fui a Francia al Instituto Pasteur en Paris a terminar mi primera etapa científica. Allí fui contactado por un grupo francés que quería desarrollar una hormona de crecimiento sintética y me ofrecieron la posibilidad de crear un instituto de investigación con ese objetivo inicial. La hormona de crecimiento usada para tratar a los niños con problemas de crecimiento era extraída de cadáveres humanos y esa técnica llevaba asociada la posibilidad de transmitir a los pacientes virus patológicos desconocidos, y por lo tanto indetectables, presentes en el tejido de los donantes. La hormona de crecimiento sintética excluía completamente este tipo de peligro.

El Instituto se creó en Toulouse y el proyecto fue exitoso, al igual que dos otros proyectos similares desarrollados en Estados Unidos y en el Norte de Europa, y a partir de principio de 1990 miles de niños con problemas de crecimiento son tratados con una hormona de crecimiento sintética. Después nuestro instituto creció e investigó sobre problemas de salud, principalmente cáncer y patologías neurodegenerativas y varias de investigación resultaron en medicamentos que llegaron, y algunos casos, aún están siendo usadas para tratar pacientes.

E.A.:  En la actualidad, ¿a qué se dedica?

P.F.: El laboratorio que dirigía había empezado en Toulouse con unos 80 científicos, en 2013 contaba con más de 500 colaboradores presentes en Estados Unidos, Alemania, Italia y Francia. Las tareas de organizar y dirigir se habían hecho más presentes que la actividad en el laboratorio, así que entendí que era el momento de pasar a otra cosa, me jubilé y actividad como consultante en varios laboratorios europeos y algunas clases en la universidad de Toulouse. Y desde entonces la actividad científica fue dejando lugar a otras actividades de mi interés que habían quedado relegadas por falta de tiempo.

E.A.: ¿Por qué se fue del país?

P.F.: Es una de las preguntas que surgen a menudo y para ser correcto diría que la pregunta correcta es por qué no volví a trabajar en Argentina.

Me explico, en una carrera científica es normal en casi todos los países del mundo que una vez obtenido el Doctorado uno se vaya a trabajar a otro país para mejorar sus conocimientos, para crear una red de colaboradores pero fundamentalmente para ver cómo se trabaja y encaran los problemas en otros lugares. Hoy es “normal” hacer 2 o tres pasantías postdoctorales de 2 a 3 años cada una en lugares/países diferentes. Yo no volví luego de esos años postdoctorales simplemente porque tuve la suerte de encontrar colaboradores muy buenos y financiamiento suficiente para encarar y llevar a cabo proyectos cada vez más ambiciosos y competitivos. Simplemente jamás me puse a evaluar la posibilidad de regresar a Argentina.

E.A.: ¿Cómo ve la investigación en Argentina?

P.F.: Seria pretensioso para mi evaluar la Ciencia en Argentina. La Ciencia es mucho más que la pequeña parte de la Biología que yo puedo conocer, es la Física, las Matemáticas, la Informática, la Astronomía, la Economía, etc. La Ciencia en general es una parte más de la cultura, puede ser tan creativa como el arte, y así debe de ser tratada y desarrollada.

Lo que he aprendido en todos estos años como científico es que la ciencia es altamente competitiva y cara. Los recursos económicos son siempre limitados, pero deben de ser vistos, no como un gasto sino como una inversión para el futuro. Hay excelentes investigadores argentinos en el país y en los mejores laboratorios del mundo. Y como siempre digo cuando esa excelencia humana es acompañada por estrategias sostenidas y recursos económicos apropiados los buenos resultados se obtienen y la inversión en la investigación da sus frutos para beneficio de la sociedad.

E.A.: ¿Qué le quedó de vivir en nuestra ciudad?

P.F.: El tiempo que viví en Capitán Sarmiento me dio las bases, sociales, culturales, éticas, para construir todo lo que vino después. Y esas bases fueron extremadamente sólidas, la prueba es que cada vez que paso unos días aquí y me encuentro con los amigos y amigas de esos años extraordinarios, encontramos que la esencia, esas bases, después de tantos años y caminos diferentes recorridos, siguen intactas.