Entrevista a Walter Rivabella

Entrevista a Walter Rivabella

Dialogamos con Walter Rivabella, lector, narrador, escritor, profesor de teatro, ….“…Es algo típico en mi vida que doy muchas vueltas para  todo.”

E.A.: ¿Cómo se definiría? ¿Qué es?

W.R.: Ehhhhh, uy que soy?. Básicamente alguien que cuenta historias de diferentes modos. Creo que eso lo tengo claro desde chico. Era un tipo absolutamente tímido, lo sigo siendo, pero a la hora de escribir en la escuela composiciones o dibujar y en los actos escolares yo participaba. A principio me preguntaban si quería participar y después empecé a pedir yo sólo de participar. Y desde ese entonces, si bien hubo un bache largo en el camino, supe que quería hacer ese tipo de cosas.

E.A.: ¿Cómo llego a ser actor?

W.R.: Es algo típico en mi vida que doy muchas vueltas para  todo. Y cuando me agarró una especie de crisis, por decirlo de alguna manera, cuando tenía 34, 35 años, y dije bueno…si no empiezo con esto ahora, se me va a pasar el tiempo….y entonces, aparece una narradora en Capitán Sarmiento, que daba un taller mensual, y por cuestiones de desorganización, la narradora no vino más a la cuarta o quinta clase. Era un taller mensual, y ni siquiera eso iba a tener. Pasan unos meses luego de la ausencia de la narradora y me decidí. Googleo y veo que hay talleres de canto y actuación, porque también la música siempre me gustó mucho, en Capital Federal. También creía que la música iba a hacer complicado para mí. Empiezo a estudiar canto y narración. Empecé narrando y por prejuicios y quien sabe qué, creía que lo del teatro iba a hacer inaccesible para mí por la timidez que tengo. Al 2do. año de canto la Profesora me dice: “Vos tenés una necesidad de expresarte, de contar, y a lo mejor te puede servir a la hora de cantar, así que te recomiendo que estudies teatro”. Y entonces seguí el consejo. Me recomendó a una amiga y estudié cuatro años con ella, y a partir de ahí empecé a hacer talleres en otros lugares que tenían relación con el teatro, como por ejemplo expresión corporal, análisis de texto, monólogos, unipersonales, siempre con relación al teatro y además me ayudaban con esto de la narración. De hecho, ahora estoy estudiando con Rubén Szuchmacher, este es el segundo año, Dirección actoral. El primer año fue puesta en escena.

E.A.: ¿Actuó en alguna obra?

W.R.: Sí, en un par. En Buenos Aires, en obras de teatro independientes, no muy largas, 4 funciones en una, y 3 funciones en la otra. Un ciclo que nació del mismo grupo, las obras hablaban sobre la violencia, algo muy interesante, quedamos muy conformes. Ahí surgió la idea de instalarme en Capital, pero vaya a saber porque, el pueblo me sigue tirando. Y esto de ir y volver, es bastante engorroso.

E.A.: Háblenos de Eufemia.

W.R.: La idea de Eufemia sale un poco de Natalia (Iriarte) mi compañera, ella hacía restauración de muebles, talleres y tapicería, en nuestra casa. Unimos esfuerzos y adquirimos ese lugar, en la calle San Martin de esta ciudad; hay una sala pequeña para dar talleres de teatro, que tiene que ver con lo mío. Y ella tiene su espacio para dar talleres, el negocio y demás.

E.A. ¿Cómo vé el teatro en nuestra ciudad?

W.R.: Gracias a Martín Ullúa que hizo teatro durante todos estos años hay gente interesada, también por los inicios de la Casa de la Cultura y demás. Pero a su vez hay un público que no está acostumbrado a ver teatro. Volvemos a lo de siempre, yo puedo escribir, pero si yo no leo….hay algo que no se va a lograr nunca. Cualquier ejemplo es válido para esto. El público que no está preparado para ver teatro, va a ir siempre con una visión conformista del asunto. Cualquier cosa que vea va a decir y bueno y va a ver siempre a ese otro como una persona del pueblo y una especie de vale todo “…es fulanito, yo lo conozco…está todo bien, me hizo divertir un rato…” Hay algo que se pierde, que es que una obra nos tiene que mostrar un conflicto. Por qué el actor entró por esa puerta, por qué ese modo de pararse, porque esa luz, todo lo que hace a la obra. La idea que tengo en las clases de teatro, es exigir algunas cosas. Si bien uno se va acomodando a las circunstancias, pero quiero ayudarlos a que vean teatro y a analizarlos. Esto no quiere decir que en los otros talleres no se dé, pero creo que yo apunto a eso.

E.A.: De todo lo que hace, escribir, narrar, actuar, dirigir, ¿qué es lo que más le gusta?

W.R.: Es una pregunta compleja, pero para no esquivarle, contesto: escribir. Lo digo con miedo, pero si. Es una de las cosas que extraño cuando no lo hago; también me gusta mucho leer. Y cuando no tengo tiempo de leer, sufro un poco, trato de ubicarme el hueco. Y cuando tengo que estudiar algo por obligación me cuesta un poco. Aprender una letra, aunque la obra me guste, me cuesta. Pero hay un momento en el que yo me siento solo enfrente de la computadora, y si bien la mayoría de los grandes escritores que admiro, dicen que escribir es un sufrimiento, yo lo paso bastante bien. Generalmente, porque con la soledad me llevo bien. Cuando chico vivía en el campo, me las ingeniaba solo, me suelo divertir mucho escribiendo, soy bastante absurdo de mí mismo, soy un tipo que escribe y se divierte con cosas feas. A veces pienso: ¡cómo me voy a divertir con eso! Quizás venga de la infancia, de la tristeza, de la pérdida de mi madre a edad temprana, con su sufrimiento. A veces me cuido, porque no puedo estar escribiendo y hacer daño a los demás. Alguien me dijo una vez que la ironía era una de las pocas formas del divertimiento en que se puede construir, y me gustó esa frase.

E.A.: Sabemos que nuestra ciudad es bastante ajeno a lo artístico, ¿le parece que algo va a cambiar en nuestra ciudad?

W.R.: Una profesora de canto me dijo: “si vos cambiás algo, el mundo cambia un poco”. A veces uno tiene esa fantasía. Es un tanto egoísta, pero…. Seguir mejorando en lo personal es una forma de contentarme. Me disgusta mucho cuando en ocasiones muchas personas hablan de cultura y no están haciendo nada, eso me provoca una sensación de rechazo. Están sentados cómodamente, y no hacen nada por eso. Yo prefiero hacer. Lo hago para mí, disfruto haciéndolo y si a alguno le sirve, bienvenido sea. Ya no espero que mi ciudad cambie, me gustaría que cambie, pero ya no es mi ilusión.

E.A. ¿Cómo vé la cultura desde la parte municipal?

W.R.: Hay una responsabilidad de las autoridades que es fundamental. Desde hace muchos años, la parte cultural hace la plancha. Pero también hay una responsabilidad de parte del pueblo. Todas las personas tienen cierta inquietud, así como reclaman que tapen los pozos, también deberían reclamar por no tener espectáculos, porque quiero que se enseñe canto, teatro, etc. Pero generalmente, como decía Mafalda, “lo urgente no deja tiempo para lo importante”. Las urgencias primero y lo importante después.  Uno llega al Centro Cultural La Estación y entra y no vé a nadie haciendo absolutamente nada, y eso es una mala señal. A veces, cuentan que viene gente de afuera, que entró a pedir algo o a pedir indicaciones y no había nadie para ayudarlo. ¿Por qué tiene que venir alguien de afuera para que nos llame la atención? ¿Por qué no nos llama la atención a nosotros? En las épocas de Jorge Bojanich había siempre alguien haciendo algo, deberíamos prestar atención a eso.