Si hay algo en que enorgullecerse es el famoso árbol de navidad que todos los años se arma en el Plaza San Martín. Ver sus innumerables luces multicolores que se elevan al cielo como rogando que haya paz y alegría en nuestra ciudad es magnífico. Todo su entorno se ilumina y quienes se acercan para verlo se sienten pequeños ante tamaña estructura, que es simple pero que representa tanto. Es que en estos días festivos el corazón se ablanda, y la visión de ese árbol navideño nos lleva a los días de nuestra infancia, donde todavía existía esa ingenuidad hoy perdida entre tantos episodios de corrupción e inequidad que vemos a diario. La verdad que esa representación navideña nos purifica de espíritu y quizás ayude para que el año venidero seamos un poco mas bondadosos y solidarios. Es que el respeto por los demás parece que se perdió. Ya no respetamos a nuestros vecinos. Esas personas que están a diario con nosotros y que bien o mal participan de la vida que llevamos. También están dentro de la bolsa: los padres y los abuelos, en fin los mas viejos, que con sus experiencias nos están marcando el rumbo que parece haberse perdido. Ni que hablar de ninguna clase de autoridad, definitivamente le hemos perdido el respeto, y todos parecen tener derechos y muy pocos obligaciones.

Por eso esperamos que las luces de este hermoso árbol de navidad nos ilumine, y con la ayuda de Dios todo sea mejor para quienes vivimos en este Pueblo, y también para nuestra querida Argentina.

Paz, mucha paz. Felicidades.