CARIBE CORDOBES

CARIBE CORDOBES

Parece mentira, pero existe un lugar en Argentina que parece trasplantado de el mismísimo Caribe. Se trata de Miramar de Ansenuza, en el Noroeste de Córdoba, tiene el mayor lago de agua salada de Sudamérica, y además la mayor reserva de flora y fauna del país. Uno puede visibilizar sus paisajes y su biodiversidad. Esto le brinda un valor biológico y un atractivo turístico desde el centro del país. Las aves son el grupo que tienen los mejores niveles de diversidad y abundancia. Se encuentran en la región el 66 por ciento de todas las aves migratorias de nuestro país y tres de las cinco especies de flamencos.

Descubrir la flora, la fauna y la puesta de sol en Miramar es una visita inigualable y está muy cerca de Córdoba capital, a 196 kilómetros. El clima de sol intenso, pero aire fresco, propios de otoño e invierno, proporcionan características únicas para practicar Ecoturismo, realizando avistaje de aves. Actualmente Miramar de Ansenuza es reconocida a nivel internacional, por la diversidad de aves autóctonas que habitan en su ecosistema. Uno de los sitios recomendados para realizar dicho avistaje es el Mirador de Aves y Desembocadura del Río Xanáes, el que se recomienda llegar con guía desde la localidad, o bien a través de diferentes excursiones que se realizan en embarcaciones navegando por la Laguna. Contemplar la variedad autóctona de flora y fauna existentes en la Reserva Natural, hoy Parque Nacional, es una experiencia maravillosa.

La realidad es que este paraíso de aguas saladas en Córdoba sorprendió a los turistas por el color turquesa que presentó el agua de la Laguna Mar Chiquita. Las postales de este increíble y soñado paisaje se viralizaron en las redes sociales y algunas parecían estar editadas con Photoshop. Sin embargo, no tenían ningún filtro: el lente de la cámara fue capaz de capturar y mostrar lo que el ojo humano estaba percibiendo. Este fenómeno tiene una explicación científica, ya que generalmente la laguna posee una coloración con menor intensidad en los tonos. En esta oportunidad, las lluvias hicieron que la salinidad del agua cambiara, lo que permitió una absorción selectiva de la luz y provocó cambios en las tonalidades del agua. Fue así como la sal bajó y el color verde esmeralda cubrió toda la laguna. Además, con la incidencia del sol, alcanzó el turquesa. En contraste con el cielo celeste, el paisaje fue soñado. De acuerdo a una investigación presentada por Enrique y Ana Bucher sobre la «limnología física y química» de la Laguna de Mar Chiquita en la Universidad Nacional de Córdoba, las principales causas del fenómeno tienen que ver con la productividad biológica, gran cantidad de sedimentos/minerales aportados por los ríos tributarios, la presencia de partículas orgánicas e inorgánicas en suspensión y de organismos vegetales realizando su fotosíntesis.

Otra opción es la gastronómica, interesante es Renacer Petit Bar ubicada en Avenida Costanera al lado de la playa céntrica, otro de los atractivos de la ciudad. Sus especialidades son las tablas de mar, la nutria (el plato típico de Miramar en escabeche, empanadas, canelones o chop suey) o el pejerrey en sus variedades a la pizza, al champiñón o en escabeche.

La costanera es un paseo infaltable con sus atardeceres donde el sol juega con el espejo de agua logrando una imagen sensacional.