MI LUGAR
Por Oscar Albelo
Ese día de mucho calor…enero, caminando por la vereda buscando un poco de sombra, lo ví sentado en un banco, atrás del portillo de alambre; algo me hizo detener: me miró sonriente, sus ojos brillaban, sus manos en la falda de sus piernas delgadas, y sus dedos se entrelazaban inquietos.
Buen día, -le dije.
Buen día, muchacho- me respondió.
¿Vos sos de esta ciudad? -me preguntó.
Sí, -le respondí.
Yo también -agregó. Pero de este lugar, señalando el interior,NOOO!!!!
Mi lugar está en otra parte, en mi ¡casa! Si! Con mis plantas, con el galpón de trabajo, donde afilaba tijeras de las chicas empleadas del taller de costura, ése es el mío! El cielo de acá, creéme, no es el mismo, ni el aire que se respira, hasta los pájaros son diferentes…es extraño pero es así, mis sobrinos los que me dejaron, prometieron que iban a cuidar de todo ese lugar mágico…claro, que me quede tranquilo…
Ricardo!!! Se escuchó desde el interior, una mujer con un uniforme gris asomada a la puerta, ¡es la hora de la merienda!…El abuelo se levantó muy despaciosamente y se acercó, y entre los alambres, extendió su mano y sus dedos rozaron los míos, y lo vi cómo se dirigía hacia la puerta del interior del asilo.