MUÑECA (Muuunólogo)

MUÑECA (Muuunólogo)

Por Walter Rivabella

El tiempo es viejo pero no se cansa de andar. Hasta se le da por pasar por estos pueblos olvidados de la mano de Dios, disfrazado de viento y tierrerío.

(Mira por la ventana) (Pausa)

Lento y rápido… todo junto. Así de bipolar el tiempo, que pasa por estos pueblos olvidados de la mano del hombre.

Pueblo y campo. Todo junto.

Acá termina el pueblo. (Señala a un costado)

Acá empieza el campo. (Señala al otro)

Ahora solo se ven perros de éste lado… y de este otro también.

Muuucho perro flaco.

Antes me levantaba a tomar unos mates, solos, pelados como quien dice;  y salía a andar a caballo. Mateo mateaba mientras mentaba, más tarde montaba matungo. Digo en tercera persona como Maradona, que en gloria esté.  Arriero… de sueños. Mentira. Verdad que era arriero pero de vacaje ajeno. Rivalidad entre piones y capataces. Al pedo, finalmente todos súbditos.

Ahora me hago un té con leche y mama hace bolas de fraile. Panadería estaba está en el centro del pueblo. De acá, dos cuadras pa’llá.

Después espero el almuerzo. Matecocido con leche, por demás de dulce, que la diabeti corcovee.

Almuerzo. No me haré vegetariano aunque riviente. La mama insiste con que estoy engordando. Las verduras pal puchero.

Después arranca la siesta.

También miro Netflix o me descargo alguna de Cuevana. Tengo un buen antivirus.

Que nunca falte interné, único contacto con la civilización… o la barbarie que se yo. Interné y el proveedor de provisiones… y de prohibiciones también, porque usté habrá visto como están las cosas. Antes pasaban en tracción a sangre, aura tiene una kangoo… también,  te mata con los precios y si te fía, desinteresadamente te mata con el interés.

Uno no tiene movilidá. Tenía pero hace tiempo, aura ya no tengo más.

La plata pa los gastos la fabrica mama. Yo soy becado, cobro sueldo de hijo. Tiene consultorio en la ciudad. Atiende tres días nomás y alcanza pa vivir bien. Sin lujos, pero bien. A veces trae provisiones de allá. Hasta la jeta viene el remis.

Pata cabra, culebrilla, maldiojo, envidia, y desde ya ojeadura, empacho y asoliadura. Por esta zona hay asoliado a lo pavote. El desmonte, la barbarie.

Antes el pan a casa nos lo proveía el tata, pero ya no está entre nosotros. Se fue pa’ los Buenosaire. Acá poca gente y a él le gustaba conversar, y pa’ colmo, como se dejó embrollar con eso de que el cambio está en la derecha, se hizo taxista y listo, dos pájaros de un tiro. Que le vamo’ hacer.

A eso de las cinco de la tarde, mama:

“¿Por qué no salís un rato afuera a ventilarte un poco?” Me dice.

“Anda a llenar el bebedero de Muuuñeca”… ¡Y dale Juana con el balde!

Muuuñeca.

Holando argentina. Yin y yan en el cuero.

Negra y blanca como toda holando. Eterna rivalida’ de blanco y negro toda junta en una vaca, pero sin mezclarse. El gris es pa’ los tibios me dijo un inspetor de tránsito.

Civilización y barbarie en una vaca. También en el rancho. Hay días que mama a veces parece cacique. Casi que la desconozco. De no ser por cristiana sería perro cimarrón esa dotora.

“¡El agua para la vaca, abombau!”, grita mama con esa ternura que la caracteriza. Tierna como carne de ternera. Pah.

Pero antes me tomo otro taza de matecocido con leche y tres o cuatro alfajores de los Vauquita. De los comunes, más vale. Están los de arroz pero el arroz es para los chinos, salvo el arroz con leche y dulce…(Se relame como la vaca) de leche mavale.

Comida saludable versus comida chatarra. Más rivalidá. Otra grieta.

Salgo al patio.

(Señalando el costado donde es campo) De este láu… todo patio.

Una inmensidad de patio.

Muuucho patio.

Tierra de nadie hasta la estancia Evergrin de patio.

Tanto patio para tener una vaca muuugrienta, unos pollos y un almácigo de lechuga. Y perros. Galgos los perros. Ilusos que persiguen las liebres mesmo que los hombres utopías. Díganle a los pobres perros que la utopía sirve pa’ caminar… hay que joderse.

Los pollos son pa’ comer, la lechuga pa’ la dieta balanceada. Muñeca se hace un festín con la lechuga. Lástima el bosteo.

Después de la lechuga, más al fondo: planta de mandarina, cardo y algo de  lechuga amarga entre el yuyerío.

Vistoso el cardo. Sobre todo la flor. La espina es brava.

La vida es cardo: flor y espina. Cardo, conflicto consigo mesmo padece el desgraciau.

A la vaca le gusta lechuga amarga, la radicheta que le dicen. Nace guacha.

(Pausa) (Mastica una vez)

Agua pa’ la vaca… y pal aseo. Todavía no me lavo relamiendo pero si sigue la sequía… Falta que falte el agua y estamos completos.

Antes del agua, mandarina. La planta está el fondo que nos es de nadie. De paso camino un poco.

Trequin. Voy y vengo por el mismo camino. Al camino lo hicimos con Muuuñeca. A veces, a la vuelta fútin. Mucha mandarina al sol. ¿La rivalidad de los que caminan son los que corren a pata o los que van en auto? Muuucho se filosofa en soledá, se rumean los pensamientos…ideas flor.

Acá antes, los dos autos que había daban vuelta por el centro. Sin descanso. También los dos aviones, y los ponys. Pero con los padres se fueron los chicos y a la mierda la calesita.

De este lado el patio. (Otra vez señala el lado del campo) Inmensidad de patio con caminito al que hay que esquivarle la bosta.

De este otro: pueblo. Con caminitos donde apenas pasa un auto y una bicicleta, y también por qué no, hay que esquivar bosta de vez en cuando. No sé si me explico.

Iglesia, vuelta al perro, Banco, Muunicipalidá, monumento al fundador, que por su fisonomía irresoluta bien podría ser el cura, el monumento a la madre o algún vagabundo… y tres cuadras a la redonda. La vía dividía el pueblo, justo en el medio de la plaza, pero ahora no hay más. Para qué si no hay tren.

Pasa colectivo una vez al día para un lado y otra vez para el otro. Quemuuú Quemuuuú, General Acha; General Acha … Quemuuú Quemuuú.

Como ganado se viaja para Acha. Sube gente a lo pavote en Santa Rosa.

Como ganado. El ganado está perdido pobre, se sube al camión creyendo que se va de viaje.

Un viaje a la mesma nada.

Morir, dormir, ahí está el dilema. Lo escuché en algún lado.

Aunque Muuuñeca duerme tranquila por ahora. No va a morir como las demás.  Muuuñeca es lechera.

(Piensa. Mastica una vez)

Todo parecía ir bien, hasta que me agacho para hecharle agua en el bebedero.

La vaca me miraba fijamente.

La veía de reojo.

Me seguía mirando mientras se pasaba la lengua por el hocico.

Así (imita)

Me gusta la lengua. A la vinagreta paah. No importa que después repita el ajo.

La miro ahora fijamente.

Por ahí me veo reflejau en un ojo como si el ojo fuera un espejo, de esos que había en los supermercados viejos, pa´ controlar que no afanen. ¿Cóncavo o convexo? Pah. (Se rasca la cabeza).

Pestañuda la vaca.

Me mira y parece que quisiera decirme algo.

La miro.

Me mira. Muuucho me mira.

Les dos caemos en los ojos del otre. También puedo ser inclusivo que joder.

Espejos. Convexos, eso. Con beso sería otra cosa.

Muuuuuu, muuuge y  muuueve la cola espantando las moscas.

A las moscas las atrae con la bosta. Menos mal que es una vaca sola porque si no las moscas nos llevarían a caballo.

Tuve caballo.

Mortadela.

Pa’ qué acordarme de épocas pasadas…Otra historia.

(Mastica un rato como si fuera la vaca. Mirándola. Se pasa le lengua por la boca como la vaca).

¡Muuu! Le constesto. Y nos quedamos rumiando cada uno en lo suyo.

(Se miran con la vaca. Pausa.)

Cuando entro a mi casa mama me pregunta: (mastica)

“¿Qué te pasa? “

Mi mama. Santa patrona del rancho aunque más ama que beata, pregunta, siempre indaga y hasta repite la pregunta como si hubiese comido ajo.

“¿Qué te pasa abombau?” A veces me dice así pa’ dismular el cariño que me tiene, la vergonzosa.

Y mientras me hago un sánguche de queso, salchichón primavera y una hoja de lechuga que pude rescatar, le digo:

Nothing.

“Tu jeta no dice lo mesmo, disgraciau”,  me responde con esa facilidá y riqueza de vocabulario tan propia en alguien que se crio leyendo la revista Piturro.

¡Sabe lo que pasa mama! Es que con la vaca nos quedamos mirando fijamente y por un momento nos mimetizamos. Tanto que me aprece que me contagió el muuugido viera usté. Contesté masticando, mientras me lamentaba la falta de comprensión que hay en el mundo y de mayonesa que hay en mi sánguche.

Después más Netflix, muuúsica, y hasta la cena, no digo ni mu.