MAL, PERO ACOSTUMBRADOS

MAL, PERO ACOSTUMBRADOS

ANIMARSE A SALIR DE LA ZONA DE CONFORT

Por Milagros Cuello Olmos

   ¿Escucharon esa frase alguna vez? Los argentinos somos la representación gráfica de la frase. Nos quejamos de todo, de mucho, de algo, siempre nos quejamos, pero no resolvemos sobre lo que nos quejamos, solo nos quejamos y muchas veces divagamos sobre cómo sería la situación ideal en la que nos gustaría vivir si no fuera que tenemos tantos motivos para seguir como estamos, porque todos estamos atrapados en esta situación (la que fuera), que no nos permite ser felices, entonces nos acostumbramos y nos quedamos.

   Puede que nos gustaría cambiar de trabajo, pero acá ya conocemos, y por más que no sea lo que quiero y “merezco” es lo que hay, entonces me sigo quedando, unos meses más, hasta terminar las cuotas, hasta juntar algo, y así se nos pasan los años, y después ya tenemos tanto adentro que intentar algo diferente nos da miedo y nos quedamos, sin ver que quizás intentar algo nuevo me dé no solo ganancias, sino desafíos que me ayuden a crecer y ser más feliz.

   Nos quejamos de la pareja, de todo lo que podría hacer si no estuviera, PERO, vuelta a las excusas, los chicos, los gastos, la casa, las deudas, etc, y nos quedamos por el miedo a cambiar y no poder hacer todo solos, o por el que dirán, o por no atrevernos a ser sinceros con nosotros sobre el valor de la paz mental y de la felicidad. Porque como lo decíamos cuando hablábamos de relaciones tóxicas, si soy infeliz hago infeliz al resto y entonces todos nos enfermamos y el costo es mayor que el quedarnos donde ya no pertenecemos.

   El país está cada vez peor, y hablamos y criticamos, pero no hacemos ni resolvemos, nos quejamos de que sean los mismos siempre los que están y se postulan y no hacen nada bueno, pero cuando nos buscan no queremos involucrarnos, motivos para no participar, algunos tendrán, excusas, todos. Que el tiempo, que la exposición, que el qué dirán…

   Como habrán visto la excusa más presente para no dejar costumbres, relaciones o ambientes que ya no me funcionan y dar el salto que me lleve a tomar las riendas de mi vida, tienen mucho que ver con el qué dirán, con “lo que debe ser”, y con el miedo a escucharnos, reconocernos y animarnos a reconvertirnos. Nadie dice que es fácil, pero tampoco lo es el estar siempre enojado, triste o frustrado por vivir una vida que ya no me hace feliz, aunque me garantice algunas situaciones, que me llevan a seguir con mas de lo mismo o peor.

  Hace cuánto que no se preguntan: ¿Qué haría yo para estar mejor?, ¿Qué es lo que me gusta ahora? ¿Qué quiero probar o cambiar? Porque sino me sigo poniendo la ropa de cuando era chico, o no uso calzado que me queda chico, ¿Por qué me quedo en lugares en los que ya no encajo?