EL TÚNEL 

EL TÚNEL 

Por Graciela Tancrede

Con motivo de los festejos patronales de mi pueblo, me invitaron a que pintara algo al respecto. Y se me presentó inmediatamente el túnel del ferrocarril. Los invito a leer el texto que plasma lo que para mí representó ese lugar.

-¿Dónde vivís? -Del otro lado…

Pregunta y respuesta muy simbólica para los habitantes de Capitán Sarmiento, ¿no? Un pueblo con dos almas, tal como lo describió Juan José de Soiza Reilly en la revista Caras y Caretas por allá en el 194… Un pueblo partido por las vías del ferrocarril. Pero si un vecino iba a pie o en bicicleta, y allí en las vías estaba detenido el tren, el túnel unía lo que ese gigante de acero dividía, facilitando el acceso a uno u otro lado del pueblo.

Me pregunto ¿cuántos sentimientos habrá despertado el atravesarlo? A mí en particular, muchos. Disfrutar sus luces, sus sombras y sus sonidos. Era atravesarlo corriendo y con miedo porque vaya a saber qué demonios podían aparecer, humanos o de otro plano. Era ansiedad por llegar al otro extremo y ver las escaleras que prometían la salida. Era un misterio por atravesar, un momento de encuentro de sí, una incomodidad a veces, otras una aventura. Muchas cosas despertaba en mí: misterios, maravillas, alegrías, miedos, mucha adrenalina.

Siempre pienso en esta paradoja: el tren nos unía al mundo, pero nos dividía como pueblo. Pero allí teníamos al túnel como esperanza de unión, que aunque el tren estuviera detenido en la estación igual podíamos regresar a casa, que estaba del otro lado…