EL DRAMA DE LOS ARGENTINOS

EL DRAMA DE LOS ARGENTINOS

Por el Dr. Luis Marino Ejarque

Cuando uno se acostumbra a la corrupción, pierde de vista la ética. Esta sería casi la síntesis del gran drama de los argentinos.

Recuerdo que en un tiempo existían los buenos ejemplos y los malos ejemplos. De ellos daban cuenta nuestros padres y abuelos para enseñarnos a discernir el bien del mal. Nos enseñaban de esa forma, a actuar en sociedad. Cuando incurríamos en un mal comportamiento nos encontrábamos con una cosa que se llamaba “castigo”, que podía ser desde unos minutos en un rincón de la habitación calladitos la boca, una reprimenda, quedarnos sin postre, hasta las penas máximas de un coscorrón, un chirlo o… una buena patada en el culo. Ejemplificaban nuestros mayores, con sabiduría vital, lo que era la justicia. Papá, mamá y a veces un abuelo o un hermano mayor eran nuestros jueces, ellos nos juzgaban y nos condenaban. Y ni hablar de la incursión por la escuela. La maestra se transformaba en la aliada número uno de la familia.

Nos enseñaban que existía una cosa que era “el sentido común”, algo tan sencillo que nos permitía saber casi exactamente lo que era el mundo de los deberes y derechos de los que nos rodeaban. Lo enseñaron sin discursos, sin psicólogos ni psicopedagogos asesorándolos. Nos enseñaban también que trabajar era trabajar… una obligación, y que robar era robar…un delito.

Qué nos pasó? Tal vez a poco de ponernos a pensar buscamos a quien echarle la culpa….Por qué esta decadencia?

Puede decirse que el desapego a los valores a través de los años, que el capitalismo salvaje, que el progresismo abolicionista….a lo mejor un poquito de cada cosa.. Creo que este fenómeno de culturalización del todo vale es el principio de la caída. Cuando en nuestro país se demoniza la represión, homologando cualquier acto de “reprimir” a los crímenes de la Dictadura, se termina con un principio fundamental del comportamiento social: el castigo. Todo acto reñido con la buena convivencia debe ser objeto de medidas preventivas primero, y represivas después. Así se llegó a abolir la reprimenda a los hijos, se demonizó el chirlo en la cola y la patada en el culo a un hijo que hizo una macana se transformó en un acto de barbarie. Es así que al menos dos generaciones aprendieron a conducirse socialmente en ausencia absoluta de autoridad. Se pretendió que el diálogo entre padres e hijos debía ser suficiente para que el niño aprendiera. Entonces encontramos generaciones de niños dialogantes con sus padres y maestros sin imposición de autoridad. No hubo Autoridad. Ni los padres por permisivos, ni las maestras por temor a los padres, ni el policía por orden de la política. Los padres fueron desbordados, las maestras intimadas y la policía ya sabemos… Aún recuerdo nuestros policías del pueblo que apenas con tercer grado algunos, sabían que hacer para que no “reincidiéramos” en mandarnos alguna macana. Sin tortura pero con autoridad… y nuestros padres complacientes con eso. Era la consideración de estar haciéndonos hombres de bien.

Y todos fuimos deformando la visión del bien y el mal. La decadencia educativa, la ausencia de autoridad y la degradación de los políticos nos llevó a minimizar el daño de la corrupción, la apología de la mentira y la sacralización de la viveza para el enriquecimiento personal de los funcionarios. Las noticias de delitos de toda índole que quedan impunes, con políticos y jueces venales que se enriquecen impunemente nos vacunan permanentemente. Así nos estamos haciendo inmunes a cualquier acto delictivo que nos perjudica y lo interpretamos como que le esta pasando al resto, no a nosotros mismos.

Caemos entonces en que la madre del borrego es la Gran Decadencia Moral… sobre todo de la moral pública. A través de ella vemos a funcionarios del gobierno anterior criticando actos de este gobierno sin memoria y sin autocrítica para justificar actos de corrupción comprobados durante su gestión. Y vemos a funcionarios del actual gobierno haciendo ostentación de impunidad con actos que debieran tener una explicación contundente ante una ciudadanía que los votó como opción de cambio. Parece ser que para todos los chorros los chorros son los otros. Y vemos a Angelici explicando sin ponerse colorado que fue a presionar para un beneficio para Boca, y a funcionarios de la AFA pescados en escuchas comprando favores…. Y nadie renuncia, total acá no pasa nada…Un poquito de moral impediría actos de chantaje, y un poquito más los obligaría a renunciar. Solo la inmoralidad los transforma en impunes.

La recuperación moral requiere educación, y la educación justicia, y la justicia necesita premios y castigos. El castigo requiere jueces probos y de la represión como capital exclusivo del Estado y la familia. La Moral Pública debiera ser la matriz a recuperar para la reconstrucción de la república. Pero hoy por hoy no hay dirigencia que nos dé una señal… y mucho menos ciudadanos que estén dispuestos a exigirlo.