RUIDOS MOLESTOS
Las explosiones de las denominadas “motos al corte” se convirtieron en una problemática en la ciudad, en medio de una tendencia que no escapa a otras localidades del país. En principio, se trata de una moda que resulta inentendible para quienes no la practican, ya que provocan una alteración por el fuerte sonido que emana de los caños de escape.
En cuanto a las acciones impulsadas, los controles de la Dirección de Tránsito se limitan a infracciones vinculadas a la falta de carnet, casco, patente, luces reglamentarias, mientras que por contaminación sonora la falta de sistemas para la medición de los decibeles imposibilita este abordaje.
Frente a esta modalidad que suma adeptos día a día, también se multiplican las quejas de los vecinos por los inconvenientes que genera.
Fuentes consultadas por este semanario indicaron que la contra explosión es posible gracias a un corte electrónico que se instala en el motor. Desde un taller dedicado a la venta de repuestos y accesorios para motos informaron que se trata de un trabajo “artesanal” que apunta a instalar un “corte a destiempo” y con un pulsador generar el ruido.
Los vecinos de varias arterias de nuestra ciudad, en especial la Roque Sáenz Peña, Alem y Rivadavia entre otras alzaron su voz en reiteradas ocasiones frente al hastío que provoca el ruido de este tipo de rodados, además del riesgo que ocasionan durante las picadas, en especial la avenida Roque Sáenz Peña que no tiene lomos de burro, ni controles nocturnos los fines de semana.
Las picadas, además de su peligrosidad para quienes las practican como para terceros, generan un ruido que se convierte en “insoportable” para quienes habitan a la vera de las calles que estamos mencionando.
Ahora desde el Municipio se hace poco o casi nada, porque el cuerpo de inspectores tiene poco personal, y para controlar tiene que pedir colaboración a la Policía Comunal para que le suministre efectivos y móviles para que ayude a detectar a los infractores.
También es importante el sistema de monitoreo que se instaló hace poco en Capitán Sarmiento, que vigilan las cámaras del municipio que están en distintas esquinas y calles de la ciudad. Pero claro sin la colaboración de la Policía es difícil atrapar a los infractores, en especial por la falta de un sistema para medir la intensidad del sonido que emiten. Es que las empresas que comercializan decibelímetros, ningunas se encuentran con aparatos homologados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) por lo cual no sirven a la hora del control.
Entonces ¿es un problema sin solución? Creemos que hay que desalentar esta moda que se mantiene desde hace varios años y que cada vez suma más seguidores. En primer lugar acrecentando los controles municipales y policiales, en distintos lugares de la ciudad y en distintos horarios. En segundo lugar a los infractores deberían secuestrarle la moto, y sancionarlos con multa, y además quitarles el escape que genera el ruido molesto y destruirlo inmediatamente, y después entregarle la moto a su dueño.
Es importante que este tipo de medidas se pongan en funcionamiento rápidamente porque se acercan los días más cálidos y este tipo de problema llegará a un “pico” insoportable durante la temporada de calorcito. A esto le sumamos que la venta de motos y ciclomotores ha aumentado considerablemente, lo que multiplica el parque automotor que transita las calles de la ciudad, a ello hay que sumarle un elemento más que lo convierte en una actividad sumamente peligrosa: cada vez son mas los menores que manejan estos vehículos pequeños.