NI PARA CARAMELOS

NI PARA CARAMELOS

NI PARA CARAMELOS

Jamás hubiéramos pensado que un intendente utilizara esta frase para definir el futuro de su gestión, pero Ostoich no deja de sorprender en cada aparición en público, y esta vez en la inauguración de las sesiones ordinarias del Honorable Concejo Deliberante. Fue casi una hora y media de discurso donde enumeró las “obras” que supo conseguir el año pasado y un poquito más atrás también. Si hacemos un resumen fue más de lo mismo, promesas incumplidas, insistió en trabajar en conjunto con el Concejo, después dijo que el municipio cerró con déficit –que novedad- que lo recaudado sólo alcanza para pagar los sueldos municipales –incluído su sueldo y el de los concejales- y que habría que aumentarles un poco a los empleados que cobran miseria. Ojo, con ese cuento ya que si aumenta, aumenta para todos y todas, incluso funcionarios municipales. Si los empleados ganan 7.000 y el intendente 200.000 fíjense como será el aumento, si es un porcentaje del 15%, saquen la cuenta.

También habló del estado deplorable de las maquinarias municipales, y que por esa razón no podía cumplir con los servicios que el habitante de nuestra ciudad abona religiosamente. Claro, si no da servicios la gente tampoco paga y es una rueda que no tiene fin. En este estado apareció la frase clave: “el Municipio no tiene plata ni para caramelos”. Frase graciosa pero refleja fielmente el estado de las finanzas locales, estamos en picada y encima el “piloto” que comandó la nave durante 19 años ahora nos dice que no tenemos un peso, ni para paracaídas tenemos, con ese “sincericidio” los concejales presentes debieron tomar nota para el futuro, sino serán cómplices de la ecatombe que se viene.

En otro orden de cosas Ostoich agradeció a los ediles por haberle autorizado a tomar un crédito para comprar maquinarias, y dijo que nunca se había llevado tan bien con un Concejo Deliberante como éste. O es una “chupada de medias”, o tal vez sea cierto. Si es esto último –nosotros lo dijimos-  es sospechoso porque los rivales políticos deberían controlar bien lo que hace el Intendente con nuestra plata. También nosotros le advertimos a los concejales que se fijaran bien donde se invertía el dinero de los créditos que ellos mismos habían autorizado contraer a Ostoich, no vaya ser cosa que al mencionar  genéricamente maquinarias, se comprara alguna que no sea útil para Capitán Sarmiento. Aquí debemos hacer un párrafo aparte: se compró una máquina para pintar las sendas peatonales. ¿era necesario tener ese instrumento cuando las sendas se pintan y duran años? En internet una máquina de esa naturaleza ronda los $300.000, ¿era necesario comprarla cuando hay empresas que se dedican a pintar sendas y señales luminosas por menos precio? Señores Concejales ¿ustedes autorizaron la compra de esa máquina? De ser así ejercen muy mal su función, no controlan. Y como no lo van a cuestionar porque sino alegarían su propia torpeza, serán cómplices ante los ciudadanos que los votaron. Un calco de lo que sucedió con el monumento a la Bandera Bonaerense: en una sesión Ostoich pidió la autorización para erigir un monumento y no les dijo el lugar, luego destruyó una plaza y clausuró una calle, y cuando parte del Pueblo cuestionó la medida,  allí salieron los Concejales a decir que los habían embaucado. Triste papel ante el Pueblo. Así les fue a esos ediles, no los votaron en las siguientes elecciones. Pero resulta que los que entraron están demostrando poca cintura política y los siguen embaucando. El encantador de serpientes sigue haciendo de las suyas ante las narices de todo el Concejo Deliberante. Hablando del Monumento a la Bandera Bonaerense dijo Ostoich en su discurso que aún faltan algunos detalles para terminarlo, y que con apoyo Nacional y Provincial podría ser que lo inaugure,  y lo  mencionó como el Elefante Blanco de nuestra ciudad. Aclaramos que así se le llamó al  hospital más grande de América que construyó Perón y nunca pudo terminarlo, concluimos que Ostoich está pensando que nunca lo terminará en su gestión, una verdadera lástima porque deja todo inconcluso como toda obra emprendida.

Para colmo como había poca tela para el “relato” Ostoich no tuvo mejor idea que pelearse por enésima vez con Iguacel y se dedicó un par de puntos que le ganó con el pavimento de circunvalación y ruta 8, pero se cuidó de decir que hizo con el dinero del asfalto a la ciudad de Carmen de Areco. A nosotros este combate nos pareció empate. Con la grieta a cuesta el intendente puso punto final a su discurso y se terminó la fiesta cada uno a su casa como dijo Joan Manuel Serrat en su canción Fiesta. ¿Habrán podido dormir los ediles esa noche?