¿QUIÉN MATÓ A MÓNICA ARCE?
Nota extraída de la página de http://www.juicioporjurados.org/2018/04/san-nicolas-no-culpable-de-femicidio-el.html
En septiembre de 2015 un hecho conmovió a la comunidad de Capitán Sarmiento, perteneciente al departamento judicial de San Nicolás.
Mónica Arce, trabajadora de un frigorífico de 25 años, desapareció misteriosamente durante la noche del 25 de septiembre, mientras dormía junto a su beba y su suegra. Tras días de búsqueda, su cuerpo sin vida fue encontrado en un basural local. No tenía signos de violencia sexual, pero presentaba golpes, escoriaciones y le faltaba su calzado.
El caso llegó a tener impacto nacional en el marco de las masivas movilizaciones llevadas a cabo bajo la consigna «Ni una menos».
Pero allí comenzaron los problemas probatorios de esta causa. La policía decidió detener a dos cirujas: Marcelo Sánchez, correntino de 22 años, ex pareja de la víctima y padre de su beba, y Walter Sánchez, chaqueño y vecino de 29 años sin parentesco alguno.
Luis Arce, quien en ese entonces era pareja de la víctima, también fue demorado por la policía, pero luego liberado.
Ambos cirujas estuvieron detenidos casi 3 años (hasta el veredicto del jurado de ayer), sin prácticamente prueba alguna que sostuviera la acusación por tan grave crimen. La única razón por la cual fueron detenidos era porque ellos vivían en el basural (antiguo indicio inquisitivo de presencia y oportunidad) y porque, en el allanamiento a la tapera de Marcelo Sánchez, le encontraron $3000 que nunca se pudo acreditar que pertenecieran a la víctima. Con esta debilidad estructural de la prueba se decidió abrir un juicio por femicidio.
A tal punto fue esto así, que el propio fiscal solicitó durante su alegato de clausura la absolución del vecino Walter Sánchez. Mantuvo la acusación por su ex pareja Marcelo Sánchez, pero el jurado los absolvió a los dos.
LA PREPARACIÓN DEL JUICIO:
Esta no es la primera vez que este fiscal pide la absolución de los acusados luego de finalizada la producción de la prueba en el debate ante jurados, como si continuáramos actuando en los viejos juicios orales del proceso inquisitivo del «Código Jofré».
El sistema acusatorio adversarial exige, sin importar que el juicio sea ante jurados o jueces técnicos, que las partes chequeen la prueba en forma previa al debate, y no que se enteren durante el debate de la solidez o no de su prueba.
Es prácticamente inconcebible que un fiscal del common law solicite la absolución de un imputado en un juicio por jurados. ¿Por qué? Porque si, antes del juicio, el fiscal advierte que el acusado no fue el autor del hecho imputado o que no existen pruebas suficientes contra él, directamente no va a juicio, evitando al Estado dispendios jurisdiccionales inauditos.
No tiene ningún sentido provocar un juicio público, movilizar a 48 ciudadanos y hacer concurrir a peritos y testigos, para terminar el acusador pidiendo la absolución por falta absoluta de pruebas. Ese test de procedibilidad debe suceder siempre antes de cualquier tipo de juicio y es misión fundamental de los jueces evaluar la solidez probatoria de la teoría del caso de la acusación y, en menor medida, de la defensa.