EL PRECIO DEL PROGRESO
Para que un país se desarrolle es necesaria una infraestructura vial que actualmente está en plena ejecución en la República Argentina. Como no puede ser menos la ruta 8 comenzó a transformarse en una autopista, y las obras en nuestra ciudad todavía no se terminaron pero avanzaron bastante en estos últimos cuatro años. Para realizar toda la tarea del alteo de la autopista se necesitaron muchas toneladas de tosca, y la misma fue extraída de una cantera que la empresa ejecutora tiene en un terreno al lado del basural nuevo de nuestra ciudad. Lo notable es que actualmente dicha cantera esta en desuso porque ya se extrajo toda la tosca posible, y ahora se convirtió en un inmenso cráter, que producto de las filtraciones de las napas y las continuas lluvias, es un principio de laguna, que llama mucho la atención por lo grande que es. Pero hay que prestar mucha atención a este fenómeno porque estas canteras surgidas como consecuencia de los trabajos de pavimentación, son un problema recurrente durante el verano porque las altas temperaturas atraen a personas para bañarse en sus aguas, en apariencia calmas y limpias, pero en realidad es todo lo contrario: especialistas (técnicos y bomberos) advierten acerca de la necesidad de evitar internarse en esos socavones, a los que califican como “traicioneros” y mucho más peligrosos que el río. En su base pueden existir chapas, restos de construcción, algas, pozos, y hasta un barro liviano que “chupa” a la víctima, que intenta bañarse en esas aguas, generalmente son menores de edad, y no cuentan con la presencia de un mayor que los ayude en caso de emergencia. Véase que esta cantera se encuentra a kilómetros de la ciudad. Además, como las paredes de las canteras son casi verticales, son susceptibles a derrumbes cuando se intenta salir del agua, como suelen hacer todos los que se bañan en una cava. Y es allí donde un chapuzón refrescante se torna tristemente fatal. Como si fuera poco, las cavas presentan un problema adicional, aunque no mortal a simple vista: una vez que fueron abandonadas, casi indefectiblemente, las tosqueras se llenan de agua o de basura (o ambas) que convierten el espejo de agua en un foco infeccioso ya que los residuos domiciliarios que se arrojan generan en su descomposición una suerte de jugos llamados líquidos lixiviados que son altamente contaminantes, y aquellos que se bañan en dichas aguas terminan con excoriaciones en la piel o granos en sus cuerpos. Esos líquidos lixiviados se escurren libremente, filtrándose en la tierra, hasta la primera napa, ubicada entre los 12 y 20 metros de profundidad, contaminando todo a su paso. Esto se llama contaminación freática. Bueno todo esto que estamos relatando se puede ver en la tosquera que estamos hablando y que ya abandonada se transforma en un problema para nuestra ciudad, que inevitablemente el futuro gobierno municipal deberá tomar cartas en el asunto, antes de que se convierta un verdadero dolor de cabeza para el municipio. Habrá que tomar las prevenciones del caso teniendo en cuenta que por encontrarse cerca del basural, allí existe personal municipal, que tendrá que estar atentos para que nadie pase a esa cava, que hoy presenta la apariencia de un lago artificial de poca profundidad pero con el tiempo la altura del agua puede variar ostensiblemente, y así los problemas multiplicarse. Ya lo advertimos en ediciones de años pasados, cuando las obras recién comenzaban, pero hoy ya es una realidad: la tosquera no sirve más para sus propósitos, y esto es lo que nos queda. Es el precio del progreso. Ahora saber manejar este problema es un desafío para el nuevo gobierno municipal.