INMIGRANTES
Por Luis Marino Ejarque
Vinieron de Europa en barcos, fracasados, hastiados por la guerra, la miseria, el hambre… constituyeron una gigantesca oleada de inmigrantes, la mayoría sin referencias en Argentina, dispuestos solo a ganarse el sustento, a matar el hambre, a huir de una muerte segura…. Todavía no pensaban en “hacerse la América”… Muchos de ellos desconociendo el idioma o analfabetos…
Principios del siglo 20.. vinieron por oleadas, no existían las comunicaciones y las distancias parecían mas largas.. Dejaban atrás todo por un pedazo de pan ganado con sudor y sacrificio.
Sin excepción fueron laburantes, cuando pedían algo era solo trabajo… Construyeron sus casas con sus propias manos y tuvieron el horizonte puesto en sus hijos, para los que quisieron asegurar una vida distinta…. Eran DIGNOS..
Argentina los alojó y les dio los medios… pero no les regaló nada. Los Tanos, Gallegos, Franceses, Croatas, Alemanes… todos copiaron el mismo modelo de progreso… el trabajo… Crearon la “Cultura del Trabajo”…y la descendencia se educó, la mayoría en la escuela y universidad pública… y vino lo de “m´hijo el Doctor” ….un modelo a seguir… la semilla había sido plantada pero….. algo pasó….
Hoy vemos las calles ocupadas por cientos, miles de personas exigiendo comida, dinero, terrenos, planes… y detrás de ellos una dirigencia que se nutre de las arcas del estado alimentada por los impuestos asfixiantes al trabajo de los descendientes de aquellos inmigrantes. Y políticos, seguramente descendientes también de ellos, que impúdicamente deshonran los principios de sus padres y abuelos….
Seguramente la corriente migratoria de los últimos tiempos que llena los barrios marginales de las grandes ciudades no es la misma que la de nuestros abuelos, y el contexto es también bien distinto. Pero la expectativa de dádiva que existe hoy en el pobre ni se cruzó por la cabeza de aquellos inmigrantes también pobres. El fenómeno cultural de esa transición debe entenderse como un descarrilamiento de la historia hacia el facilismo, el populismo y el clientelismo político. La premisa: convertir a los pobres en rehenes del voto a través de falta de educación y de medios. El crecimiento demográfico de esa masa que vive a costa de los que trabajan hará de ella la clase dominante de la Argentina en una o dos generaciones más.
Este fenómeno puede explicar como la educación, casi como rubro único, es capaz de originar ante su falencia, fenómenos sociales tan grandes como para destruir procesos de crecimiento económico y cultural como el que prometía la República Argentina hace 50 o 60 años. Precisamente, salvo períodos excepcionales y cortos, la desinversión y hoy la banalización de la educación fueron una constante en el país. Los resultados son inapelables. Y la tremenda frustración de los que quisimos hacer realidad el sueño de grandeza de los viejos inmigrantes también.