ÉXITO O FRACASO

ÉXITO O FRACASO

La Argentina está condenada al éxito, dijo hace dos décadas el ex presidente Duhalde, y con la misma cara lo volvió a repetir el año pasado ante el actual Presidente Fernández, es el colmo de los políticos, querer definir en una frase los contratiempos de Argentina, que entre todos los políticos generaron.

Hoy no hay duda que la Argentina está condenada al fracaso, porque los políticos que estuvieron en el poder, se encargaron en hacer todo lo posible para que cualquier modelo a seguir fracasara, y además crearon  una grieta entre los habitantes de este país, que perdurará con el tiempo, impidiendo la unidad para salir adelante en un futuro. ¿Por qué la culpa recae en los políticos? Muy fácil, porque descubrieron que se puede vivir del estado, y es más se pueden enriquecer a costillas del pueblo. Por esa razón cada vez son más las personas que se dedican a la política, con lo cual el rédito cada vez es menor, y el dinero que se genera para alimentar esa clase política, cada vez es menos. Al pueblo se lo tiene ahorcado con la infinidad de impuestos creados para generar divisas para ese estado enorme y cada vez más costoso. El empleo público es una máquina de generar individuos –no políticos- que viven trabajando para un estado, que poco devuelve a la población de lo mucho o poco que genera. Cada vez más se achica la cantidad de ciudadanos que pagan sus impuestos, que son algunos nacionales, otros provinciales, y otros municipales. Nos quieren hacer creer que en otros países como Suecia se pagan los mismos impuestos, pero la verdad es que si así fuera, los habitantes viven muy bien. Aquí los impuestos no se saben a dónde van a parar, por eso la gente no quiere pagarlos y hacen lo imposible por no pagarlos. En resumen nos pintan impuestos y gravámenes de primer mundo para vivir en un tercer mundo o de seguir así a un cuarto. Los políticos argentinos son todos ricos, algunos hasta generaciones enteras vivieron de ese modo (Cafiero y compañía) y le siguen Kirchner y flia, y muchos más, hasta al actual Presidente Fernández, que vivía de prestado en un departamento en Puerto Madero, ahora está echando “buena” y se salvará toda su familia. pero no son los únicos, también está la casta de dirigentes gremiales creados a la sombra de estos mismo políticos, que perduran en el tiempo, porque “democráticamente” siempre ganan las elecciones internas, y se pasan el gremio de padres a hijos o familiares cercanos, generando fortunas incalculables para un mortal común. ¿Quienes más colaboran para condenar al fracaso a la Argentina? Los empresarios locales y extranjeros, de estos últimos no deberíamos quejarnos porque no tienen patria, pero los locales sí. Estos también generan fortunas con contratos a la sombra del estado que dominan precisamente los políticos, es decir son otra cara de la moneda, pobre moneda que ya nadie la quiere, han emitido tanto, que los billetes se decoloran porque son de mala calidad, los imprimen en el exterior, porque con la maquina local no alcanza, y terminan generando inflación por la falta de respaldo en al banco central. En fin, esto es un combo explosivo que difícilmente saque a la Argentina del pozo en el que estamos sumergidos, aunque tengamos viento a favor, ya quemamos las velas y vamos camino a hundirnos en el mar de los fracasos, de donde tal vez solo sacamos la cabeza del agua por unos años, y ahora gracias a estos inescrupulosos nos ahogaremos. Primero los que están abajo y después, en la medida que crezca la ola, serán también los de arriba, pero no los políticos, sindicalistas y empresarios exitosos (creados por los anteriores) que a esta altura les sobra para mandarse a mudar de estas tierras. Para terminar vaya y mire los impuestos, las facturas que tiene que pagar, y verá la infinidad que existen. Agregue el iva, ganancias, ingresos brutos, nafta, gas, etc, y dígame si no tenemos razón. Algún día se rebelaran las masas cansadas de tanta opresión, y harán la revolución que estos personajes se merecen, y no la que pregonan (socialismo nacional y popular), no en vano apareció la revolución francesa hace siglos atrás, o vamos por ese camino o nos ahogamos en el mar del fracaso.