El equivocado (el otro)
Por Milagros Cuello Olmos
Estamos a un mes de empezar las clases y la violencia viene creciendo, la opinión del otro nunca es válida y solo necesitamos verlo vencido, eliminado…esto es algo creciente y necesitamos poder hablarnos con nuestros hijos para poder frenar algo que se nos está escapando de las manos. No solo es en las redes sociales, está presente en todos lados y no deja lugar a puntos medios, los ataques “al pensamiento contrario”, al otro punto de vista, es tan extremo que solo habilita una posibilidad, ellos o nosotros, y el que este enfrente o neutral, pasa a ser enemigo.
Siempre existieron grietas ideológicas, desde hace tiempo vemos la crítica desmedida al que piensa diferente, pero ahora, el odio hacia lo distinto es tan grande, que no alcanza con imponer lo que se cree, opina o piensa, ahora es necesario eliminar al otro, simbólica o materialmente. Si piensa distinto, no debe existir…
Desde la pandemia el fenómeno se ha ido incrementando, varios son los especialistas que hablan del tema poniendo en manifiesto casos diversos y ambientes distintos. Desde ataques en patota a la salida de un boliche o partido, hasta escrachar y pedir la censura del otro en una red social, buscando además que se lo elimine de la sociedad (con todas las acepciones que pueda dárseles, desde echarlo del trabajo hasta pena de muerte) en todos los espacios posibles vemos como el que enfrenta mi postura, incluso en los juegos online o en el partido de la canchita, tiene que sufrir por estar enfrentando “lo correcto», la autoridad de quien se cree dueño de un lugar máximo en la cadena de la verdad.
Lo vemos cada vez mas intensificado en las escuelas, cuando hablamos de bullying, de acoso escolar, físico y cibernético, vemos aumentar la violencia en los deportes adentro y fuera de los lugares de “enfrentamiento”, durante el desarrollo del mundial lo hemos visto plasmado en las opiniones de los fanáticos de todo el mundo y en su comportamiento. Lo leemos en todas las redes sociales, si algo conlleva opinión, miles de ataques se van a dar hacia la postura y no queda en un ataque, muchas veces vemos como se necesita ir hasta que ese otro que empezó a decir lo que no me gusta quede eliminado, desacreditado y ser posible, deje de existir. Y acá podemos buscar la cantidad de suicidios que se producen por acoso virtual, o personas que pierden el trabajo por el mismo tema.
En columnas anteriores hablamos sobre las personas tóxicas, nos pusimos a pensar que a veces el tóxico de una relación puedo ser yo, hablamos de “las malas juntas”, también vimos que no siempre están en la casa del vecino, que nosotros podemos estar defendiendo a la mala influencia, hablamos sobre hacernos las víctimas y de salir de ese lugar, incluso pensamos que ese papel de víctima suele ser la máscara de una manipulación violenta, ahora es hora de pensar con qué nivel de agresión me estoy manejando a la hora de defender o atacar en los diferentes ámbitos, cuan violento u odiador soy, estoy siendo conciliador, busco soluciones, voy por la justicia o por la venganza… muchas preguntas abiertas para analizar en familia y en algún momento de introspección. Debemos hacernos un ratito para leer nuestras publicaciones y pensar si estoy promoviendo lo que amo o destruyendo lo que no me gusta, si mis comentarios están basados en argumentos sólidos que buscan convencer o están atacando a la persona que osa pensar y defender una postura distinta, también tenemos que pensar que me pasa cuando el atacado es alguien de mi entorno, como lo podemos solucionar y como podemos llegar a mediaciones que beneficien ambos lados de la disputa.