Impuesto Odioso
Se acerca el 1 de mayo Día del trabajo, o del trabajador como quiera decirse.
Es una fecha en la cual todos de una manera u otra nos encontramos
contenidos. En esta oportunidad nos referiremos a un impuesto que se le cobra
al trabajador que es totalmente injusto. Se trata del impuesto a las ganancias.
Un tributo que, desde el punto de vista legal, en nuestra opinión es
inconstitucional, porque se está gravando el salario del trabajador, y el salario
es el alimento para él y su familia. Lo que se gana trabajando no es ganancia,
sirve exclusivamente para alimentar al asalariado y su núcleo familiar, no es
algo que le sobre, en todo caso si sobra es ahorro, y quién ahorra puede hacer
lo que quiera con él. ¿Cómo surgió este maligno impuesto? La creación del
Impuesto a las Ganancias se daría mediante el decreto-ley 11.586 del 19 de
enero de 1932, impulsado por Prebisch quien se desempeñaba como
subsecretario de Hacienda del presidente de facto José Félix Uriburu. En
1999, durante la presidencia de Fernando De la Rúa, el ministro José Luis
Machinea aumentó el máximo imponible que llegó hasta el 35% del sueldo
neto para las categorías más altas. Este mecanismo, conocido como la Tablita
de Machinea, continuó hasta 2008 cuando fue eliminado por el Congreso.
Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner el mínimo no imponible
del impuesto aumentó en menor proporción que la inflación, generando que
más trabajadores paguen Ganancias. En 2016, durante la presidencia de
Mauricio Macri, se aprobó en el congreso un sistema que actualiza el mínimo
no imponible a partir del índice de evolución de los salarios (RIPTE). En 2017
se dispuso que los jueces que asuman desde ese momento estarán obligados a
pagar el impuesto (se encontraban exentos desde la creación del tributo).
Durante su mandato la cantidad de personas que tributan el impuesto pasó de
1,2 millones a 2,4 millones (comparando diciembre de 2015 con agosto de
2019).
Hasta el día de hoy se sigue abonando, y no hay miras de que el gobierno lo
elimine, pese a la última reforma introducida por el ministro de economía
Sergio Massa, que dispuso que a partir de mayo sólo pagarán el Impuesto a las
Ganancias las remuneraciones superiores a $500.000. Mire si será injusto que
del trabajo de una persona individual cuando supera el mínimo no imponible
debe desprenderse de una suma proporcional que irá a para al Estado, que
nada hizo en esa relación laboral. Insistimos en el carácter alimenticio del
salario del trabajador, no puede ser gravado, distinto es cuando se trata de una
empresa, ya que es una entidad con mayor ingreso y puede hacer frente a
semejante tributo. La gente necesita del sueldo para alimentarse, en estos
momentos tan críticos donde nunca alcanza, porque la inflación nos come todo
lo que ganamos, y para colmo debemos hacer frente a este tributo tan injusto
como venimos diciendo. A este argumento debemos agregar que en Argentina
se pagan miles de impuestos nacionales, provinciales, y municipales, lo que
hace imposible que un trabajador haga frente a todos ellos sin pasar hambre.
Hasta ahora ningún político se animó a sacar a los trabajadores individuales
del impuesto a las ganancias, se calcula que podrían ser alrededor de tres
millones de personas que están tributando, pocos si se tiene en cuenta la masa
de contribuyentes. Sacarlos no tendría demasiada influencia en el monto
recaudatorio del impuesto a las ganancias, y en cambio se favorecería
ostensiblemente a los trabajadores en relación de dependencia que la están
pasando muy mal económicamente, por los bajos salarios y la inflación. Sin
embargo, los gobernantes siguen con su política de acumular dinero para sus
arcas sin importarles la persona física, es decir ese trabajador en relación de
dependencia. Esperamos que teniendo en cuenta la celebración de este 1 de
mayo algún gobernante actual se apiade del trabajador argentino y elimine
este impuesto tan odioso. ¿No le parece?