EL DESEO MARCA LA META
Por Andrea Cerdeyra
Cuando hablamos de cerrar un ciclo, un proyecto, las últimas actividades del año, generalmente nos preguntamos si se llegaron a cumplir las metas que nos propusimos.
Seguramente muchas se habrán concretado; otras habrán fracasado; algunas serán cuentas pendientes para el camino que todavía falta recorrer.
Desde siempre nos enseñaron la importancia de dar las gracias cuando se nos otorga algo. Y aunque crecemos con esta enseñanza, muchas veces no practicamos la gratitud tanto como debiéramos.
Y es que, ¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar cuán agradecidos somos? Probablemente si lo hacemos, nos daremos cuenta que quizás no lo somos tanto.
En la sociedad actual, comúnmente nos encontramos con personas que tienen una actitud negativa hacia la vida, que todo les molesta o les irrita, que se les dificulta ver las cosas buenas que les suceden, o que a cada acontecimiento le encuentran algo negativo. Incluso, muchas veces nos damos cuenta de que somos nosotros mismos los que andamos con esta actitud.
Lo cierto es que independientemente de nuestra situación, todos los días nos suceden cosas buenas o positivas, y si aprendiéramos a identificarlas y agradecerlas, seguramente viviríamos más felices.
El simple hecho de despertar en la mañana y saber que estás vivo es motivo de agradecimiento, saber que puedes respirar, ver, sentir, oler, oír, caminar, son motivos por los cuales podemos y debemos agradecer.
Ser agradecidos no sólo nos llena de energía positiva a nosotros y nos hace más felices, sino que tiene la capacidad de hacer más felices a otros. En primer lugar porque te da la capacidad de contagiar ese positivismo a otras personas, y además, porque es realmente gratificante para quien sea, escuchar las palabras de agradecimiento de otros.
Esto además fortalece los vínculos con las personas que quieres, aprecias o están a tu alrededor, porque te hace una persona amable y feliz con la que muchos quisieran estar, para contagiarse un poco de esa felicidad y positivismo.
Además, cuando somos agradecidos tenemos la capacidad de abrir nuestros ojos al mundo, y observar cosas que quizás antes pasaban desapercibidas. Te brinda la oportunidad de apreciar los pequeños detalles, y cuando lo hacemos, nuestra actitud cambia, y cuando eso pasa, todo a nuestro alrededor cambia.
Es por ello que es tan importante comenzar a agradecer más y quejarnos menos, seguramente como todos tienes problemas importantes que ameritan solución, sin embargo, seguramente también en el mundo hay alguien que la está pasando peor que tú. Así que enfócate en eso que sí tienes, en los recursos con los que cuentas y cómo puedes utilizarlos para mejorar tu vida, agradece y verás como poco a poco las cosas comienzan a mejorar.
Las fiestas de Navidad y Año Nuevo son una gran oportunidad para hacer una evaluación del ciclo pasado, para planear el siguiente, para ser agradecidos, para practicar los deseos de amor y paz con uno mismo y con los demás desde una perspectiva más amorosa y compasiva.
Y por qué no, pensar en la vida como un gran deseo, uno donde quepan los mejores anhelos. Porque el deseo energiza y alegra la vida, da la posibilidad de emprender nuevos caminos, de confiar en que los proyectos pueden cumplirse. Esta actitud positiva hace que la comunicación con los demás sea más fluida y amorosa. Por eso es importante que las palabras “deseo”, “paz”, “amor”, “gracias” y “felicidad” no sean sólo enunciados sino una realidad en la vida cotidiana.