LA VACUNA…QUE VACUNA?
Por Luis Marino Ejarque
Es hermoso ver el potencial científico que tiene el argentino medio. Afirmaciones científicas que a la ciencia le cuesta años, son resueltas por el mediopelo al instante…. Con apenas un poquito de instrucción se sale a defender una vacuna vs otra vacuna, la rusa contra la Pfizer, la de Astra vs la China… que me la pondría que no me la pondría…. La argentinidad al Palo… Hay tanta pero tanta berretada, desde los altos círculos del poder hasta la miseria troll, que Argentina se ha convertido en la utopía del surrealismo.
Lo que no está se inventa, y lo que la opinión que le gusta a cada uno según la vertiente de la grieta, se defiende a capa y espada, haciendo abstracción de la seria argumentación y obviando las ideas que ameritarían en cada uno la reflexión para al menos no traicionarse a sí mismo en la defensa de esa idea. Parece algo así como una cuestión de Lealtad hacia el lado de la grieta a la que se pertenece, no importando otras razones, sean éstas científicas, históricas, sociales, etc.
Basta estar enrolado en el lado oficialista de la grieta para defender a la vacuna Sputnik, o estar en la otra orilla para denostarla. Lo mismo será para aplicarla??? A lo mejor cuando la defensa de lo incierto nos penetre la piel caigamos en que tendríamos que haberlo pensado un poquito mejor…..
La verdad de la milanesa es que estamos ante un dilema histórico. Las vacunas, todas, están es un status de desarrollo que solo por el terror a la nueva ola de la pandemia pueden aplicarse. Con todas las vacunas puede ocurrir que den resultado inmunológico o que no lo den, pero también puede ocurrir que produzcan efectos colaterales indeseables (muerte incluida), otras enfermedades, mutaciones y enfermedades o… que no pase nada. De estas variables se trata el desarrollo de las vacunas (y en general de las drogas), a fin de determinar su utilidad y bien humanitario. Este desarrollo lleva varios años. Aquí se debieron acortar los plazos con indefiniciones en lo que más dudas plantea… el efecto indeseado a mediano y largo plazo.
Así las cosas el planteo de confiabilidad pasa por carriles distintos a los habituales: Quien o quienes la producen. Convengamos que la industria farmacéutica mundial es poderosísima, maneja intereses difíciles de mensurar, es capaz de voltear gobiernos (Illia con Lab Roche), es feroz, es capaz de imponer medicamentos a costos insólitos para medicamentos de dudosa a nula utilidad sobre todo en cáncer de estados terminales jugando con la desesperación del paciente… todo eso es la industria farmacéutica… la que produce las vacunas. La confiabilidad también pasa por la decencia de los entes reguladores (FDA en EEUU, Agencia Europea de Medicamentos, Anmat en nuestro país.. etc.). Por último la información científica seria, avalada por entidades internacionales despojadas de interés dinerario. Entre éstas se encuentran editoriales científicas como Lancet y revisionistas como Cochrane). La información sobre las vacunas en el mundo occidental, es decir donde se basa nuestro mercado farmacéutico, aún con las debilidades éticas mencionadas en algunos de sus puntos, es la que marca el principio de la confianza… Una publicación en The Lancet o una revisión de Cochrane son confiables. La mayoría de las vacunas de occidente publicaron sus resultados en forma progresiva en este medio…no lo hizo Rusia y China lo hizo parcialmente. Es decir que de la que menos información hay es de la vacuna Sputnik, precisamente la adquirida por el Gobierno Nacional.
Hay razones para parar la pelota antes del pinchazo, razones médicas científicas y razones políticas. No se puede demostrar interés político en la vacuna rusa pero tampoco se pueden demostrar otras cosas de ella que son más trascendentes que su origen.
La defensa de cualquier vacuna debe partir de la premisa de prevenir para terminar con la pandemia. Pero la responsabilidad pasará por cada uno de nosotros que seremos los únicos beneficiados o perjudicados por nuestra propia actitud. La industria farmacéutica fue lo suficientemente astuta y cauta al hacer firmar su ausencia de responsabilidad ante eventos indeseables de la vacuna… Así es que queda al albedrío de cada uno hacer lo que crea al respecto. Pero el balance debería hacerse despojado de grietas, sin fanatismos, analizando las circunstancias y sabiendo que una vez más a pesar de nuestra habitual soberbia argenta, el subdesarrollo nos obliga a convertirnos en conejillos de indias.