LAS LETRAS Y YO
Por Miriam Venezia
Mi trabajo era muy gratificante, en realidad era un servicio; entrevistaba y atendía a muchas personas cada día, desde hacía muchos años.
A lo largo de mi paso por la institución aprendí y desarrollé distintos roles, según la época y los requerimientos.
Mi gran curiosidad hizo que, cada tarea dejara en mí un gran aprendizaje, ya sea por la instrucción y el hacer, como por mis constantes cuestionamientos para saber siempre un poco más.
Eso fue forjando mi destreza y compromiso en mi intención de tratar de hacer una diferencia; aunque no todos lo interpretaron de esa manera.
Aproveché cuanta oportunidad se presentó para participar en cursos y jornadas de especialización.
Estoy muy conforme y agradecida con la experiencia adquirida, sobre todo para mi patrimonio personal. No podía imaginarme en otro tipo de tareas.
Conforme pasaba el tiempo, un pensamiento comenzó a rondar mi mente, hasta que se instaló definitivamente:
-“¿qué voy a hacer cuando tenga que dejar de trabajar?”
Paralelamente, hice por mi cuenta otra carrera que me permitió crecer personalmente y ampliar mi círculo de relaciones y amistades.
Esto fue definitorio en mi vida, ya que proporcionó un importante giro a mi óptica respecto a lo que verdaderamente es el centro del Universo y la equidistancia entre éste y las personas.
Así se modificó mi forma de vivir y de relacionarme; por supuesto, también, se convirtió en un muy conveniente aporte y complemento para mi trabajo.
La constante reflexión y búsqueda de crecimiento a lo largo de mi vida, comenzaba a dar notorios y muy buenos frutos.
Creció una fuerte necesidad de transmitir lo que consideré un aprendizaje de mucho valor, enriquecido por la escucha empática de las personas que pasaron y pasan por mi vida.
Se convirtieron, éstas, en lucecitas que iban iluminando mi camino, un poco incierto aún; todavía no había encontrado la forma de lograr mi objetivo.
Hasta que descubrí una veta en la escritura que me hizo sentir que mis pisadas eran cada vez más firmes.
Asumí como misión personal el escuchar, compartir y acompañar a través de mis letras que, aunque en una fase muy intuitiva, comenzaron a tener eco en los demás.
Obtuve muchas satisfacciones y la convicción de que estaba en el sendero correcto.
Mi constante curiosidad y ganas de mejorar, sumadas a la conciencia de que siempre se puede seguir aprendiendo, me impulsaron a buscar algo más.
Finalmente, encontré el Taller de Escritura, que me abrió un amplio abanico de posibilidades de expresión, sin perder la esencia de mi mensaje, en un grato ambiente de confianza, compañerismo y crítica constructiva.
Allí me sorprendí escribiendo de maneras que no sabía que podía, y me dio la posibilidad de apreciar el talento de otros como yo, con ansias de expresarse.
-“¡Gracias Maestro, por darnos alas y enseñarnos a volar!!”-
Miriam Venezia
06/12/2023