LEYENDA DE LOS CAHUANE
Por Andrea Cerdeyra
«Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana»(Galeano)
Recordando nuestras raíces: 19 de abril Día del Aborigen Americano
En las primeras décadas del Siglo XVII, las tierras que hoy abarca el partido de Capitán Sarmiento fueron habitadas por los grupos aborígenes Caaguanes en las márgenes del arroyo que hoy lleva su mismo nombre.
“…En sus primeros años la vida de la reducción fundada por Hernandarias y doctrinantes Fray Luis de Bolaños, se desarrolló en la paz del señor, recibiendo los aborígenes las enseñanzas establecidas por la corona de España. Sin embargo, al pasar de los años una verdadera tragedia disolvió la corporación.
La leyenda de los indios Caaguanés, refiere que frente a la reducción se había colocado como regidor a un mestizo, hijo de un español e india hija de un cacique querandí , que merodeaba las márgenes del río Arrecifes. Éste no tardaría en requerir los amores de la joven Unitay que integraba una tribu traída del norte. Estos amores malaquista al resto de la población por lo que la bella Unitay, resiste aquellos requerimientos. Mas no tardaría en acceder al asedio del mestizo, y ese su primer amor se manifiesta en forma de ardiente pasión salvaje…”
“…La ignorancia y la credulidad de los aborígenes les hacía inspirar temor a los malos espíritus y empleaban hasta el poder de los yuyos para deshacer amoríos. Es por eso que las tribus llevaban el “gualicho” por las dudas. Este yuyo el “ca-á” traídos por los caaguanés, empezó a funcionar. En tanto los protagonistas de la leyenda, venían transfigurándose, hasta que el mestizo se convirtió en “mandinga”, por lo que el resto de la población decide eliminar a la pareja que había traido tanto trastorno y huyen por la pampa abierta, destruyendo los toldos y ranchos, alejándose de la paz del Señor…”
“…La reproducción de estas yerbas (el ca-á), de raíces amargas, se propalará por leguas y leguas, por haber adquirido todo el vigor del intenso amor frustrado. Esto hará que desaparezcan de la zona todos los roedores. Las terribles vizcacheras ya no impedirían las corridas de los caballos traídos por Mendoza y Garay. Para el gauchaje, aquello se volverá “el campo orégano”. Allí donde existía la reducción y queda el hombre de arroyo como testigo, esos extensos campos sirvieron de invernada para la remonta de los contingentes reales y del glorioso ejército de la Patria. Hasta hoy día, la comarca envuelta en ensueño, se halla poblada por decenas de haras, cuyos cabañeros procrean las más distintas razas del ganado que respondiendo a las deidades del criollo autóctono, dio libertad al continente…”
“… Ni Hernandarias, ni el venerable Bolaños, ni los frailes franciscanos doctrineros podrían haber sospechado siquiera que la tragedia de los indios caaguanés, que recoge la quimera, grabaría en la geografía y en la toponimia, un arroyo que por siglos abrevaría a tanta hacienda “baguala” y diera forma nacional e internacional a la joven y pujante ciudad de Capitán Sarmiento…”(+)
(+) “La tragedia de los caaguanés”, artículo existente en el Archivo Histórico de la Dirección de Cultura Municipal de Capitán Sarmiento, Bs. As.
El Día del Aborigen Americano se celebra el 19 de abril de cada año, según la recomendación surgida en el Primer Congreso Indigenista Interamericano realizado ese mismo día en 1940, en Pátzcuaro, estado de Michoacán, México.
En Argentina se instituyó la conmemoración de la fecha en 1945, sin embargo recién en 1994 se reconoció en la Constitución Nacional, en el artículo 75 inciso 17, la preexistencia de los pueblos originarios, el derecho y respeto a su identidad, el derecho a una educación intercultural y el reconocimiento de la personería jurídica de sus comunidades, entre otros derechos.