PELOTUDOS

PELOTUDOS

Por Luis Marino Ejarque

Los “boludos” eran en principio los gauchos que en las guerras de la independencia peleaban con las boleadoras como arma. Luego que los lanceros derribaban al enemigo, los boludos los remataban con sus boleadoras.

La sinonimia con el término “pelotudo” fue obra de la casualidad, cuando a fines del siglo XIX un diputado, queriendo decir que no había que ser tan “perejiles” como para hacerse matar, mencionó la palabra “pelotudo”.

Aceptada por la Real Academia Española, se aplica a las personas  que tienen pocas luces o que obran como tal….

Pero el significado del término no termina ahí, ya que en otras aplicaciones se cuenta la muy frecuente de interponerlo en la conversación con amigos cada tres o cuatro palabras.

Tal vez sea el tono de voz o las circunstancias los que permitan dar el significado a la palabra. Si decimos. El Soy Yo, Cristina, boludo, que logró notoriedad con las escuchas telefónicas entre Parrilli y la Ex presidente, podría estar referido a términos de mucha confianza entre los dos, incluso de cierta carga afectiva. Pero es el diálogo que se desarrolla a continuación el que expresa la verdadera intencionalidad de la palabra, llevando a la inequívoca presentación de Parrilli como uno de esos que “tienen pocas luces o que obran como tal”…. Fue el comienzo de un reto, una reprimenda, una puesta en ridículo del ex jefe de los espías que entre sus intentos de explicaciones asumió la conducta infantil de buscar atajos para justificar sus actitudes.

Es probable que Cristina tenga esa impronta de ejercicio del poder. Aún terminado éste. Es un signo inequívoco de tiranía y destrato a sus colaboradores que pasan así a una especie de categoría de súbditos. ¿Trataría a todos igual? Tal vez no importa. Pero es de pensar que si subestimó así a sus colaboradores mas cercanos, interpretando que eran unos ¡pelotudos”, ¿por qué habría que pensar que a los millones de Argentinos, sobre todo a los que la votaron, no los midiera con la misma vara?

El aprecio de los valores de los seres que nos rodean da la talla de nuestra propia estatura moral. Los funcionarios que ejercen las máximas jerarquías deben considerar que sus actos deben ser ejemplificadores, están en el ojo de la ciudadanía y se convierten en la base del comportamiento público. Es probable que un país de brutos parta de tener gobernantes brutos. O un país de pelotudos de tener funcionarios pelotudos.