EDITORIAL

EDITORIAL

CAMBALACHE

Nada más real que recrear la letra del inconfundible Cambalache, un tango que nunca perdió vigencia: “Vivimos revolca’os en un merengue. Y, en el mismo lodo, todos manosea’os”, si es verdad estamos viendo un merengue fenomenal por quienes dicen representar al Pueblo, y en lo que menos piensan es precisamente en el Pueblo. Mientras tanto nada hacen para parar la suba del dólar, las mercaderías no tienen precio, y por las dudas a la existente las aumentan semana tras semana. Lo que ayer compramos en el supermercado o la verdulería, hoy cuesta el doble o más. Con sorpresa el jueves de la semana pasada en el súper, superamos en la compra los $ 10,000, y anonadado miré la cajera esperando que sonara la musiquita de las máquinas tragamonedas que anuncian algo inesperado. La cajera me miró con resignación y encogiendo lo hombros me dijo: “no es mi culpa”. Está bien lo entendí, pero igual cundo llegamos a casa nos tomamos una aspirina, no vaya ser cosa que el corazón nos abandone en estas circunstancias, pero lo peor no fue allí!!! En la verdulería realizamos las mismas compras que hacemos siempre y el resultado final fue $ 2.400, pum para arriba, el dólar pensamos, pero después reflexionamos: ¿si solo las bananas vienen del exterior?, entonces ¿por qué aumentó tanto todo?, un misterio que ni los mejores sabios del mundo pueden resolver. Producimos las frutas y verduras y sin embrago aumentan al compás del dólar, ¿porrrr quéeee? Necesitamos una respuesta de quienes están gobernando, porque aquí hay algo que me huele mal. Si los sueldos aumentan a cuenta gotas pretendiendo seguir el aumento del costo de la vida oficial, ¿cómo es que las cosas en Argentina aumentan mucho más? Así los sueldos no pueden competir, cada vez se quedan más relegados, y el trabajador puede comprar mucho menos, va a llegar un momento que ya no se llegará a comprar nada, pero aun así las cosas no bajarán de precio. ¿Qué estamos haciendo mal? Si seguimos así nos vamos a destruir como país, y la Argentina que “tiene de todo” para ser mejor, seguirá arrastrando sus males para convertirse en un lugar imposible de vivir. De hecho ya lo comentamos en ediciones pasadas: la cantidad de jóvenes que se han ido al exterior porque aquí no ven futuro. Pensar que en un tiempo éramos un país de inmigrantes, y ahora tenemos que asistir a la migración de nuestros jóvenes porque no tenemos rumbo político. Sí, porque de esto también tenemos que hablar, las continuas discusiones entre la alianza gobernante ponen en vilo a la democracia, también la oposición tiene algo de culpa porque no hace nada para encasillar al gobierno, en fin el combo es peligroso, sin rumbo económico y con serias falencias en el gobierno por sus desinteligencias internas, el panorama es aterrador. Soluciones a corto plazo no se ven. Solo el horizonte esperanzador de las elecciones 2023 para alentar a la población que asiste a este Cambalache. ¿Y si probáramos con políticos que no “robaran durante dos años”? Como dijera el filósofo local José Luis Barrionuevo…