Editorial
CUANDO LA MENTIRA ES LA VERDAD (DIVIDIDOS)
Los grandes medios de comunicación tratan de hacernos llegar informaciones orientadas en una dirección determinada, sesgadas o simplemente manipuladas. Tal afirmación resulta a estas alturas una evidencia para una parte cada vez mayor de la población. Tan evidente como que cuando los medios llevan a cabo esta maniobra están trabajando en la defensa de los principios y los valores que el modelo dominante o la economía de mercado necesitan introducir entre la sociedad de la manera más cómoda, neutra y eficaz posible. No nos debería sorprender, por tanto, que incluso en un contexto en el que el concepto de verdad ha ido perdiendo peso progresivamente, los contenidos que emiten los grandes medios se presenten ante la opinión pública como imparciales y aun como objetivos. Aquellas instancias que ejercen la dominación en sus distintas formas, empezando por el Estado y siguiendo por el poder financiero, han reclamado desde siempre el monopolio de la información. Esto explica que lo que se emite a través de los grandes medios siga teniendo una capacidad de influencia muy elevada. La capacidad para imponer qué es lo verdadero e incluso qué discursos pueden hacerse un hueco en la sociedad y cuáles carecen por completo de sentido, sigue en la actualidad en manos de una minoría con el poder suficiente para determinar y legitimar ante la población una imagen concreta de la realidad. Dicho esto en nuestro país se ve reflejado en la lucha que mantiene el gobierno con algunos medios –Clarín, TN, radio Mitre entre otros- , y de allí a la grieta es un suspiro. No debemos negar que también desde el poder se captaron algunos medios –C5N, radio 10, TV estatal, Pagina 12- pero el alcance por ahora es menor que los mencionados en primer término. También podemos mencionar las encuestas preelectorales que terminan diciendo lo que quieren quién las contrata. Todo lleva a confundir al ciudadano que no tiene un concepto de lo que verdaderamente está ocurriendo. Entonces queda en el gobierno otras herramientas como el miedo y la asistencia –corona virus y AUH- para cautivar al electorado. Mientras que del otro lado retrucan con argumentos de defensa de la libertad individual, el trabajo, y la educación, todas posiciones irreconciliables. En este mundo inseguro es donde estamos situados actualmente en la Argentina, el habitante de estas tierras tendrá que convivir con la incertidumbre por unos cuantos años, y los culpables además de los mencionados son aquellos que no nos permiten saber cuál es la verdad, porque todo tiene un tinte político, donde cada uno trata de llevar agua para su molino. Son muchos los temas que podríamos tocar, pero es mejor hacerlo de a uno. Por el momento traemos a colación un episodio que se dio en nuestra ciudad con respecto de un periodista que tenía un espacio en una radio local, y por la difusión de una imagen de una carta que se viralizó, suscripta por un integrante del gobierno local, terminó dejando el programa y se retiró. Las aclaraciones que se dieron por parte de los participantes de esta situación, -inclusive del intendente Iguacel- no fueron lo más acertadas, es mas dejaron más dudas que verdades. Se mezclaron la libertad de prensa, vínculos laborales, amenazas; un cóctel maligno, que dejaron a los habitantes de esta ciudad, divididos y confundidos, y ávidos de verdad. Es entonces es que volvemos al principio, las informaciones que nos llegan vienen orientadas en una dirección determinada, y aquí los protagonistas de este vodevil trataron de llevar la opinión general cada cual para su molino. Lo que sí es muy grave es coartar la libertad de expresión, siempre y cuando las expresiones tengan veracidad, vengan del espectro político que vengan: tanto por parte de un ciudadano, de un periodista, o el director de una radio.
Párrafo aparte merecen la “solidaridad” esgrimida por ciudadanos, medios y demás con el periodista involucrado.
Pregunta: ¿la “solidaridad” se limita a poner en el facebook “me gusta”, escribir la frase democrática brillante sobre la libertad de prensa, la mejor expresión para que todo el mundo luego te ponga también “me gusta”, y ahí quedamos?
Hechos y acciones silenciosas, no palabras para el aplausito…