EL QUE VIENE
Este año 2022, -que estamos en su etapa final- ha sido uno de los más complicados en materia política, económico, social y por donde se lo mire. Que el presidente Fernández fue un fracaso político ya no hay dudas, por mucho menos otro candidato hubiera renunciado hace ya tiempo. Analizar ¿cómo llegó hasta aquí? es imposible. En tres años hizo de todo y nada le salió bien. Hay que reconocer que tampoco tenía poder de decisión, desde la vice presidencia le marcaron los pasos, y en cuando se rebeló su propio partido se volvió oposición, algo insólito en nuestro país. Como broche de oro de 2022 salimos campeones del mundo del deporte favorito en Argentina: fútbol. La gente se volcó a las calles para festejar sin colectivos y choripanes gratis, mas de cuatro millones se agolparon sin control y las personas que sufrieron algún accidente fueron poquísimas en relación al numero que salió a la calle. A la hora de organizar el festejo nuevamente fracasó el gobierno y todo terminó…mal. Los jugadores no quisieron ir a la casa de gobierno, por mas que el presidente les prometió que no saldría al balcón con ellos. Un verdadero papelón. Pero allí no termina la cosa en el orden judicial sufrieron dos reveses importantes: primero la condena de Cristina Fernández de Kirchner por delitos cometidos en su gestión presidencial, cuya denuncia fue realizada por nuestro intendente Iguacel. Segundo la Corte Suprema de Justicia órgano superior para definir conflicto entre provincias y gobierno nacional, falló en contra del presidente Fernández y ordenó devolver un porcentaje de la coparticipación a CABA que el mismo Fernández les había sacado apenas asumió al gobierno. Inmediatamente al conocer el fallo el presidente dijo que no obedecería y desconocería la orden judicial provocando un revuelo político-institucional, quedando al borde de cometer un delito de sedición contemplado en la mismísima Constitución Nacional. Luego de unos días y dándose cuenta de la gravedad de su decisión, dio marcha atrás y le pagó con bonos a la ciudad de Buenos Aires, provocando entonces una fractura interna en la coalición gobernante. ¡Basta por Dios! Que termine 2022 y que empiece 2023, si es posible (sabemos que no) antes, perdamos dos o tres días del año que se va, así lo engañamos al dólar que viene lanzado como en patineta en bajada, no hay formas de pararlo. Claro que nos asustamos del final, pero hay que pensar en el principio del 2023. ¿Que nos puede deparar? Y bueno siempre hay que ser optimista, por lo tanto, amigo lector, empiece con mucha salud, lo principal. De esta forma enfrentará todos los problemas que le espera con mucha energía, después piense que será un año electoral, y deberá afinar el lápiz para saber a quién votar, para cambiar lo que sea posible, para que la situación mejore, aunque sea un poquito. Paso a paso dijo Mostaza. Desde ya le deseamos desde estas páginas que tenga un 31 de diciembre alegre, en familia, sin grietas presentes, con mucho amor como cuando lloró cuando la selección argentina se consagró campeón, deje que los políticos arreglen lo que tienen que arreglar, siga trabajando en lo que le gusta, sea mas solidario, piense en el prójimo, bueno ya le aconsejamos varias cosas, ahora levante la copa de lo que tenga a mano y brinde por el año que viene, que seguramente lo mejor está por venir. Por eso nos vamos cantando: ¡Dale campeón, dale campeón!