ESCRUCHES
“A seguro se lo llevaron preso” decía mi abuelo. Esta es una expresión española que se repite en muchos países y que, tras haber cambiado su significado original, se utiliza para sugerir que “nadie está totalmente libre de que le ocurra una desgracia”. Nosotros vamos a referirnos a que en la ciudad existe una sensación de inseguridad que se está plasmando con la serie de escruches (significa robo en una vivienda después de haber forzado los accesos a ella y generalmente en ausencia de los propietarios) en esta última semana, ¿Cuántos fueron siete, ocho? En realidad exactamente no podemos decirlo sin el parte policial a la vista, pero las redes sociales señalaron más o menos esa cantidad, a esta modalidad debemos agregarle las estafas virtuales que proliferan como hongos en la humedad, y que golpean a los adultos mayores principalmente. En el primero de los casos desde la policía, para combatirlos utiliza la vigilancia con patrulleros que recorren las calles de la ciudad, la que se encuentra dividida en cuadrículas. En ellas las patrullas circulan a paso de hombre, que lejos de amedrentar a los cacos, estimulan a estos a esperar su “pasada” para luego organizar el escruche en la casa que tienen marcada. Por lo general se trata de casas cuyos moradores se encuentran ausentes, pero nada garantiza que en algún robo se encuentren con algún vecino y entonces podría desencadenarse una tragedia, porque la realidad es que hay muchas armas en poder de civiles, que no dudarían en defender sus pertenencias. Nos parece que habría que implementar otro sistema que complementen a las cámaras de monitoreo y las patrullas policiales. Estimamos que una solución complementaria sería que el policía que oficia de calle se interese más por las personas que posiblemente sean futuros ladrones y los vigile de cerca para evitar que delincan, para ello es primordial que sea una persona del pueblo, que lo conozcan, así le confiarían los vecinos el nombre de los posibles ladrones, y reservando su identidad (la ley lo permite). Entonces con cámara de vigilancia, monitoreo de patentes, patrulleros circulando, se va a reducir ostensiblemente la cantidad de hurtos en ausencia del morador. También podíamos agregar un poco de vigilancia con agentes de a pie que son muy efectivos para disuadir a los cacos y difícil de eludir. Hay ciudades del interior que todavía tienen efectivos de caballería, es decir policías de a caballo. Esta idea nació en la era Ostoich pero no prosperó por el alto costo de los caballos y su mantenimiento, habría que revisar las cuentas porque ahora cambió la economía. En resumen la seguridad es un punto flaco de este gobierno municipal, en el harán hincapié los otros partidos políticos que piensan disputarle el sillón de la calle Centenario. Todavía están a tiempo para cambiar algunas cosas, o traer nuevas ideas para evitar los robos que están ocurriendo últimamente.