LIBERTAD CONDICIONAL
El miedo es uno de los sentimientos más primitivos que puede experimentar el ser humano y bajo su designio podemos consentir el dictado de medidas extremas de limitación de nuestros derechos, que en otras circunstancias rechazaríamos. Estamos viviendo un momento histórico dado que los derechos humanos tales como los veníamos viendo tienen sus días contados. Es que el mundo no será el mismo después de esta pandemia. Políticamente la democracia tal como la venimos mal practicando los argentinos tiende a desaparecer. Hoy el Presidente tiene la suma del poder público, -se acuerdan de Rosas- porque el Congreso no funciona y tampoco el Poder Judicial, se gobierna por DNU (decreto de necesidad y urgencia)….¿y la libertad individual, el derecho del trabajador, del empresario, donde están? Guardados, esperando la terminación de la cuarentena, cosa que no va a ocurrir. Primero fue una fecha, después se prorrogó, después vuelta a prorrogar y así será para siempre. Los derechos de la revolución francesa libertad-igualdad y fraternidad desaparecieron detrás del Covid 19, hoy, porque mañana será otro corona virus, todos inventados en laboratorios para someter a la gente. Ahora no se puede salir a la calle, y los que lo hacen deben tener “permiso”, sino las fuerzas de seguridad te detienen y procesan, los vecinos se escandalizan, te denuncian y…..¡al diablo nuestros derechos humanos! ¿Y los organismos defensores donde están? Parece que solo salen cuando hay un gato Macri dando vuelta. Ahora no, porque el gobierno tiene el mismo signo político, ahora está bien que no te dejen salir, transitar libremente, y elegir lo que querés hacer. Peor, también se para un país económicamente perjudicando peligrosamente el futuro de nuestros hijos y nietos y varias generaciones más. Nadie niega la pandemia, pero tuvieron que prepararse mejor para enfrentarla. Analicemos fríamente, porque nos parece que detrás de esta pandemia se esconde otra cosa. La aparición del gobierno autoritario, el estado papá que todo lo soluciona, que todo lo hace, pero para que ello prospere el ciudadano debe sacrificar su libertad, y quedarse preso en sus hogares, o ciudad, o en el mismísimo país. Y encima los bancos no funcionan, y eso se parece más a un corralazo. ¡¡¡Cuidado!!!!que nos parece que estamos ante ese conocido cuento de la rana que es sumergida en una olla de agua y luego se prende la hornalla para calentar el recipiente. La rana no siente que el agua se calienta y al final termina cocida sin presentar batalla. Abramos los ojos hay muchos políticos que tienen ideas de este tipo, y que si bien no las pudieron ejercitar cuando estuvieron en el poder, ahora volvieron, y están enquistados dentro del poder del Presidente, acechando para podar las libertades individuales. No vaya a ser que después de la cuarentena por el virus, con el pretexto de la crisis económica, nos impongan otra cuarentena más. Entonces allí será tarde para rebelarse ya estaremos cocinados como la rana del ejemplo. Sólo nos resta esperar que el presidente tenga la lucidez suficiente para no caer en esta trampa totalitaria y gobierne conjuntamente con los demás poderes: Legislativo y Judicial. No hay que tenerle tanto miedo al virus sino a los políticos que son más peligrosos para la sociedad.