Nuestro Elefante Blanco

Nuestro Elefante Blanco

El Elefante Blanco es un edificio ubicado en la Ciudad Oculta del barrio de Villa Lugano en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se trata de una estructura semi-abandonada cuyo destino era el de ser el hospital más grande de Latinoamérica.

La obra comenzó y desarrolló durante las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón (1947 – 1955), pero nunca se terminó, ya que, luego de que el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón fue derrocado por  los militares en 1955, el edificio quedó abandonado. La intención del gobierno justicialista era convertirlo en un hospital ejemplar y pionero en el continente, pero la dictadura autotitulada Revolución Libertadora abandonó y paralizó el proyecto al considerar este hospital símbolo del peronismo, por eso el Elefante Blanco durante la dictadura empeoró el mantenimiento y fue ocupado durante años por distintas familias de bajos recursos de la zona. Ultimamente fue cedido a las Madres de la Plaza de Mayo y se filmó una película que justamente lleva el título: El Elefante Blanco.

Usted cree que es el único? NO. Capitán Sarmiento también tiene “su elefante blanco”. Ah! No nos cree, bueno se lo presentamos: está ubicado en las calles Colón y Mármol y lleva como título: Anexo Municipal. Si es la obra más grande emprendida por el municipio desde que tenemos uso de razón, magnífica construcción que albergará el Honorable Concejo Deliberante, y varias oficinas administrativas del municipio, cultura, Anses, y hasta la ayudantía Fiscal. Fue la primera obra que encaró Ostoich en su vuelta al poder, justo cuando el Frente Para la Victoria era gobierno, y él estaba al lado del Gobernador y el Presidente. Como todo lo que se hizo en la gestion Ostoich, comenzó a una velocidad inusitada pero como un globito se desinfló a los meses de su inicio. No se sabe la razón pero la empresa que lo construía –de Areco- de un día a otro desapareció y el edificio quedó solamente como una estructura a la espera de su terminación. Para que no ocurra como el Elefante Blanco y la gente sin recurso lo ocupe lo tapiaron con chapas. Entonces he aquí nuestro Elefante Blanco, grande como ninguno, abandonado, triste, como mostrando las falencias del gobernante de turno, que lo único que hizo fue utilizarlo como “anzuelo” en las elecciones para que lo voten pensando que algún día lo terminaría. Pero quiso el destino que no, que nunca lo va a terminar, y se va ir de su gestión sin ni siquiera rendir cuentas. Y el Pueblo tendrá que esperar que quién reemplace a Ostoich, lo termine, ¿será Iguacel? Y todo parece ser que será así, porque ya la lucha entre los dos está instalada, solo habrá que esperar estas elecciones de 2017 para saber cual de los dos tiene más fuerza política. Mientras tanto desde su puesto en Vialidad Nacional Iguacel sigue sumando puntos: las obras prometidas se están ejecutando: en este caso la autopista de la Ruta 8, que es lo que nos interesa.

Esto genera en la población una esperanza para que si otro es el intendente se pueda terminar el Anexo Municipal de una vez por todas, como también la ruta que une Capitán Sarmiento con Carmen de Areco, el corralón municipal, el entubamiento de la Rivadavia, pavimentación de calles, etc.

¿Podrá el futuro intendente poner fin a nuestro Elefante Blanco? Menuda pregunta y respuesta desconocida, nadie puede asegurar nada, ya estamos muy descreídos, es que estos últimos años nos han quitado la esperanza de creer, de creer en la gente, no tenemos fe en nuestros funcionarios municipales. Solo una luz en el futuro nos guía para cambiar nuestro destino de pueblo estancado por una ciudad pujante y ordenada.