TIMING POLÍTICO
Días pasados hizo mucho ruido un par de decisiones del intendente respecto del personal municipal. Es que hubo traslado de trabajadores que estaban en la planta permanente, y no se renovaron los contratos que vencían en esta fecha. Por un lado los trasladados no vieron con simpatía el nuevo destino, mientras que a los que no se le renovó el contrato quedaron sin trabajo después de varios meses de laburar en el municipio. Esto provocó que los dirigentes gremiales de ATE concurrieran a esta ciudad a interiorizarse del problema laboral, y defender a sus afiliados en tal caso, aunque los empleados municipales tienen varios gremios que los defienden, además del mencionado, que por otro lado ni aparecieron. Como primera reflexión debemos saber que el intendente como conductor de la municipalidad, en ejercicio del poder ejecutivo, tiene derecho a cambiar de trabajo a cualquier empleado de un lugar a otro, es lo que en derecho laboral se llama “ius variandi”, y por supuesto esto va de la mano de la organización que el conductor prefiere en su futuro accionar en el municipio. Puede que haya observado que un empleado no está capacitado, o sobra en ese puesto de trabajo, por lo tanto lo que hace usar esa facultad de jefe para trasladarlo a otro lugar dentro de la municipalidad. Esto es una situación normal en cada municipio donde la autoridad que entra hace uso de ese derecho. La otra situación –no renovar contratos- también se basa en un principio elemental, cuando el contrato laboral termina es facultad del empleador –intendente- de renovar o dejar sin efecto el mismo. Lo ocurrido en Capitán Sarmiento, no escapa a los ejemplos que venimos dando. Si a eso agregamos que Iguacel había anticipado que el municipio debía ahorrar dinero, y para eso achicaría gastos, lo que implementaba la posibilidad de reducir la planta del personal que había heredado de Ostoich, y eso es lo que entendemos quiso hacer. Pero aquí lo traicionó su mente de ingeniero, donde dos más dos es cuatro, algo que en política no funciona. No se puede manejar al municipio como si fuera una empresa privada, por lo tanto las medidas si hay que tomarlas deben hacerse dentro de un marco, sobre todo social. No renovar contratos esta dentro de la ley, la medida fue bien tomada pero no en el tiempo que debía hacerse. Lo mejor en política es tomarse un tiempo para decretar una medida desagradable, como es el caso de dejar a una persona sin trabajo, porque siempre causará un malestar no solo en el mismo empleado, sino en su familia, en el resto del personal, y en la sociedad toda, porque alguien se queda fuera del mercado laboral en esta época donde es sumamente difícil conseguir trabajo. Esta medida apresurada causó un cimbronazo en la sociedad de Capitán Sarmiento, y no cayó del todo bien, por más que sea justificada. Además le dio tema a la oposición para que sumara a las criticas sociales y gremiales, restándole poder político al intendente Iguacel. Si él no tomó las medidas que mencionamos, alguien de su entorno lo hizo y eso lo hace responsable de las consecuencias. Es hora de consolidar el crédito político que la comunidad le dio al representante del poder ejecutivo local, no debe desperdiciarlo inútilmente con medidas apresuradas. Hay que tener cuidado porque las decisiones pueden ser correctas pero los tiempos de aplicación: no, eso se llama timing político y eso es lo que las nuevas autoridades deben tener. Hace poco que están pero hay que aprender rápido porque si no son “cartera” inmediatamente.