Tránsito Endemoniado
No es ninguna novedad que en nuestra ciudad los problemas de tránsito se han agravado estos últimos tiempos. El intendente Ostoich no acierta en la tecla para solucionar el problema y piensa que con amenazas y multa todo se soluciona. Nada mas lejos, ni los cambios de directores de seguridad y tránsito “importados” de otras localidades lograron cambiar un poco el desorden que día a día vemos en las calles de Capitán Sarmiento. ¿No será hora de analizar seriamente la situación?. Primeramente debemos aceptar que la ciudad cambió mucho en estos doce años, y algunas costumbres locales no. Un ejemplo que observamos es que la gente que tiene automotor siempre le gustó andar por las calles de la ciudad no solo para realizar trámites sino también para pasear, para dar la famosa “vuelta del perro”, y cuando eso sucede el tránsito se vuelve caótico entre las 18 a 20 hs los sábados y domingos. A esto agregamos que para hacer mandados los habitantes de este lugar salen en auto para ir a un comercio u oficina que está a solo tres cuadras de su casa. Estas costumbres hay que erradicarlas, Capitán Sarmiento es un pueblo lindo para recorrer a pie o en bicicleta. Si a este inconveniente le agregamos la gran cantidad de ciclomotores que circulan por las calles, esto es un cóctel peligroso. El fácil acceso al crédito y la compra de los ciclomotores han multiplicado la cantidad que circula hoy en día en Sarmiento. Claro que muchos de ellos están muy flojos de papeles tal como lo demuestra la gran cantidad secuestrada por la policía estos últimos días. A pesar de ser muchas las motos y motitos que circulan sus conductores por supuesto no usan casco, van de cuatro peligrando la vida de menores en algunos casos, y no respetan la mano de las calles. Ni los inspectores designados por el municipio, ni las amenazas del intendente han podido ordenar a esta “manada” de motociclistas. Este fenómeno no se da solamente en nuestra ciudad sino que es una moda social dentro del proceso global de motorización individual, que se dio mundialmente. Además, tiene atributos para un contexto urbano de congestión y de altos tiempos y costos del transporte. En este sentido, el ciclomotor en la actualidad se estaría convirtiendo en uno de los más preciados objetos de consumo masivo. Y los gobiernos locales tendrán que tomar nota de este vertiginoso avance y diseñar políticas específicas en favor de una movilidad segura. Tal vez una solución es buscar que tanto motos como ciclistas tengan una senda en las principales avenidas, y prohibiendo el estacionamiento de automotores en dichas arterias importantes, de esta manera se estaría desalentado así a los que circulan en autos por las avenidas principales, obligándolos a que utilicen las arterias laterales. Habría que hacer educación para la prevención, y no tantas multas y secuestros, que después no se saben donde termina la moto incautada, porque es tan costosa la multa que les conviene comprarse un ciclomotor nuevo.
También hay que desalentar a la gente para que usen menos el automotor para desplazarse, para realizar compras o trámites, una posibilidad es poner estacionamiento medido como se hace en otras ciudades, en los lugares de mayor concentración de gente, esto “corre” al automovilista de esos lugares en búsqueda de algún lugar donde no se le cobre.
Otro tema es que los camiones –cuyo tránsito en la zona urbana esta prohibido- por Capitán Sarmiento circulan normalmente, a veces en horarios nocturnos para no ser detectados por los inspectores o la policía, lo hemos visto con nuestros propios ojos en la avenida Bartolomé Mitre, donde también se estacionan por la noche. Un camión mal estacionado puede ocasionar un accidente y después se rasgan las vestiduras ante la catástrofe ocurrida. Como vemos la actitud del vecino también es corregible, y en esto los inspectores y la policía deben ser firmes a la hora de sancionarlos con multa, de esa manera posiblemente se evite también la rotura del pavimento, tan importante en estos tiempos, ya que las calles están llenas de pozos sin tapar. Ya no hay plata en el municipio para esos lujos, por lo tanto cuidemos las calles no las rompamos.
“A medida que los pueblos crecen y se transforman en pequeñas ciudades, también deben hacerlo sus sistemas viales. La planificación temprana y la reserva de espacio para la infraestructura de transporte es entonces un importante lineamiento a seguir. Reconocer la dinámica de la expansión de la ciudad permitirá lograr una adecuada asignación del espacio destinado al movimiento.
En muchos casos, la creación de circunvalaciones o mejoras viales en las pequeñas ciudades generan un círculo vicioso: el gobierno mejora las calles para atacar el congestionamiento, y esas mejoras generan incentivos para aumentar el uso de automóviles y para cambiar la orientación del crecimiento residencial. Con lo cual, terminan por intensificar la congestión. De acuerdo a ello, la política más coherente en estos casos es definir y proteger los corredores de la infraestructura de transporte y prever posibles áreas de expansión” dice Guillermo Tella en su libro La gestión del tránsito en la ciudad: Estrategias de reducción de la siniestralidad vial Lalila 2011.
Por último pensamos que incrementando la educación vial en todos los niveles de formación y también llegando a quienes no se encuentran dentro de la comunidad educativa se puede lograr cambiar la situación actual. Una experiencias novedosa sería que los mismos ciudadanos con sus celulares puedan retratar al infractor y luego subirlo a una página oficial donde a modo de inspectores de tránsito libran las “boletas de la vergüenza”, escrachando al infractor en un medio social. A lo mejor da mas resultado que hacerle una multa real. Mas ideas pueden existir solo hay que darlas a conocer. Mientras tanto “ajo” con lo que tenemos.