EMIGRANTES

EMIGRANTES

No es ninguna novedad que la situación en nuestro país es crítica, al descalabro económico, la inseguridad, la inflación, los desencuentros políticos y el clima de incertidumbre que se vive día a día, a hecho que miles de jóvenes emigren a otros países por el solo hecho de buscar un mejor futuro.

En el sitio de noticias A24 publicó en octubre pasado estadísticas que obtuvo de la DNM a través de un pedido de acceso a la información pública, que indican que entre septiembre de 2020 y junio de 2021 casi 60.000 personas emigraron. Eso equivale a unos 200 emigrantes por día.

La cifra corresponde a las personas que pusieron «mudanza» como motivo de viaje en su declaración jurada, previo a dejar el país.

No obstante, expertos señalan que el número de emigrantes podría ser mayor, ya que no todos los que planean irse de forma definitiva lo reconocen en sus documentos de viaje. Este fenómeno también se puede apreciar en Capitán Sarmiento donde numerosos jóvenes, nuestros jóvenes, se han ido del país buscando nuevos horizontes, mas tranquilos, mas previsibles. En esta nota tratamos de reflejar algunos de los ejemplos que tenemos para evaluar al respecto; los entrevistados nos cuentan algo de sus experiencias para tenerlas en cuenta a la hora de decidir si hay alguien que está pensando en emigrar.

Les agradecemos a todos ellos, y les deseamos éxitos!!!! Que encuentren lo que fueron a buscar y que sean muy felices con ello!!!!!

ANDRES CANDELARIA, 32 AÑOS, vive en la zona de Colon, Portobelo, Panamá

“Tome la decisión de irme en el año 2019, como ya conocía, decidí que fuera Panamá. Soy Chef Internacional, ahora mismo me encuentro con un emprendimiento propio en la zona de Colon, Portobelo.

Lo que más extraño, aparte de la familia y amigos, es el ritual del asado, la comida casera. Los encuentros con amigos.  En estos momentos, solo de visita, más adelante quien sabe lo que tiene preparado el destino”.

CARLA GALLO CAVALLETTI, 31 años, vive en Madrid España

“Emigré a los 29 años con mi novio, Lautaro Oviedo. El viaje comenzó por Roma, con intención de quedarnos en Italia a tramitar mi ciudadanía. Viajamos en marzo de 2020, y decir la fecha ya anticipa que los planes cambiaron drásticamente después de poner el primer pie en Europa. En cuanto llegamos y pudimos tomar dimensión de lo que podía suceder con la pandemia nos vimos a Madrid, donde mi novio tiene familia, y nos refugiamos toda la cuarentena. Esto fue fundamental para poder seguir adelante, sentirnos contenidos y poder afrontar la incertidumbre que se estaba viviendo. Los planes de conocer, viajar, tramitar la ciudadanía italiana y las ilusiones se pusieron en stop total durante los siguientes 3 meses donde finalmente pudimos comenzar la aventura, y lograr la mayoría de las cosas que nos propusimos. Actualmente vivimos en Madrid, hemos logrado obtener la ciudadanía, y yo trabajo en una compañía de seguro, similar a lo que hacía en Argentina.

De Argentina extraño muchas cosas, pero por sobre todo los vínculos, la familia, los amigos… la cotidianeidad de compartir con nuestra gente.

Acá estamos muy contentos y disfrutamos mucho los logros, hemos generado nuevos vínculos, pero siempre se extrañan los que quedaron del otro lado del océano. Emigrar es muy difícil, porque es comenzar de cero con todo, hasta con lo más básico como estar registrado como residente de un país, la cuenta bancaria, la inscripción en el sistema de salud, entre otros tantísimos trámites y papeleos diarios. Además de enfrentar los domingos de distancia y replanteo de las decisiones. Hoy tenemos nuestro hogar, nuestra rutina, muchos proyectos a futuro, pero la puerta de volver nunca se cierra. Amamos tanto nuestro país, y tenemos la suerte de ser de un pueblo bastante ajeno a las dificultades de las grandes ciudades argentinas que nos alegra contar con ese lugar donde podríamos volver y vivir bien. Pero a la pregunta de si volveríamos, nunca hay una respuesta cerrada, siempre es un “todo puede pasar”. Hoy disfrutamos esta vida, y el futuro siempre será el que tenga que ser”.

IGNACIO ARZUAGA, 34 años, vive en Boston, Massachusetts, USA.

“Me vine a vivir a Boston, Massachusetts, Estados Unidos, en agosto de 2016. En ese momento había ganado una beca Fulbright-BEC.AR del gobierno nacional, para hacer una maestría en Estados Unidos. Terminé mi maestría en 2018 y regresé a la Argentina. Luego surgió la posibilidad de regresar a Estados Unidos a través de un proyecto con YPF-Tecnología (YTEC).

Estoy haciendo un doctorado en MIT, en el área de geomecánica. Mi investigación se focaliza en el estudio de fractura mecánica de rocas tipo shale. Al comienzo la adaptación fue muy difícil: el idioma, la cultura, y la exigencia del programa de estudio. Me costó un año adaptarme. Se extraña mucho a la familia, y los fines de semana y días especiales son muy duros. Lo interesante es que estando en el exterior empezás a valorar cosas que estando en tu país no te das cuenta. Por ejemplo, me sorprendió que había cosas del transporte público de Buenos Aires que Boston carecía, como la frecuencia y disponibilidad de colectivos, que acá es mucho más limitada. También me pasó a la inversa, cuando volví a la Argentina noté cosas que faltaban que antes no percibía. Todos los argentinos y latinos que conocí acá siempre quieren regresar a su país. Me encantaría regresar a la Argentina, y estoy convencido de que lo voy a hacer. Tal vez no pueda ejercer completamente mi profesión allá, porque, a pesar de lo que muchos crean, a veces cuanto uno más se especializa más difícil se vuelve conseguir trabajo, al menos en el sector no académico. Hay una percepción errónea de que con la especialización se pierde cierta flexibilidad o adaptabilidad a las necesidades diarias de una empresa. Pero no todo es la profesión, y para mí es más importante estar cerca de la familia y amigos, y en un entorno más compatible con uno mismo”.

VICTORIA ECHANIZ, 27 años, vive en Santiago de Chile

“Vine para Chile el 30 de enero del año 2022. Soy analista en reclutamiento y selección especializada en el área de finanzas en la marca Michael Page, de la compañía Page Group.

Lo que más extraña uno como Argentina es la cultura, siendo una sociedad que sin darnos cuenta tenemos en el ADN una cultura muy arraigada. Por otro lado, lo que más extraño son a mis seres queridos. Y el asado!!!!!”

JUAN MANUEL TAPIA, 43 años, vive en Baja California, México

“Me vine a México, a la ciudad de Guadalajara en el 2019 luego me radiqué en Valle de Bravo y actualmente vivo en Baja California. Soy chef en un restaurante farm to table. Lo que extraño es la familia y los amigos.  Regresaría a la Argentina pero de visita, pero no a por mi trabajo acá se me dieron mejores posibilidades”.

MAXIMILIANO LEMOS, 31 años, vive en Madrid España

“Nos vinimos con mi novia el 29/09/21, a Madrid. Acá trabajo por las mañanas en Santalucía, empresa española de seguros, y por la tarde en OVB Allfinanz, empresa de asesoramiento financiero. Principalmente se extraña a la familia y amigos… e ir a ver a Boca. Y por ahora solo pensamos en volver pronto pero de visita, ya veremos cómo se van dando las cosas más a largo plazo”.

DELFINA MARCHIO, 31 años, vive en Trier Alemania

“En la actualidad estoy estudiando y ayudo a mi novio en su negocio de compra/venta. Extraño a mi familia, los alfajores blancos y sí, siempre consideraré volver a Argentina”.

ALAN RENZI VERDUN, 31 años vive en Nueva Zelanda

Me fui de Argentina a mediados del mes de febrero del año 2019 con una visa de trabajo y vacaciones para uno de los países oceánicos, «Nueva Zelanda».

Desde que he llegado al país hasta el día de hoy he pasado por muchos rubros realizando diferentes tipos de actividades ya que me he ido moviendo de ciudades buscando las temporadas altas de trabajo.

He hecho tareas en plantaciones de cherrys, kiwis y blueberries, he trabajado en empresas de alimentos, de construcción y también he cubierto el área de gastronomía. Actualmente estoy trabajando como cellarhand en la producción de vinos en una empresa llamada «Indevin group» en la Isla sur del pais.

Sin dudas que volvería a Argentina, voy a volver a Argentina, no sé con que me voy a encontrar, ni como me voy a sentir pero nunca en estos 3 años se me pasó por la cabeza quedarme para siempre en el exterior sin volver a mi ciudad natal. Todas son experiencias muy personales, cada persona que emigra hace lo que puede y como puede de acuerdo como van manejando las emociones que por lo general con la distancia todo se magnifica y son difíciles de controlar.

No considero válido juzgar a la persona que se queda trabajando en el pais, ni al que intenta algo diferente.

Lo que mas extrañé y sigo extrañando es a mi familia en primer, segundo y tercer lugar jaja… El tiempo pasa para todos y hay momentos que son irrecuperables, pero es el precio que hay que pagar y los riesgos que hay que correr (si uno así lo desea) cuando hay algo en el interior de uno mismo que pide un cambio radical.