ENTREVISTA

ENTREVISTA

Hoy le vamos a contar una historia de superación, muy interesante, un uruguayo que se afincó en nuestra ciudad hace unos años y que ahora abrirá una pulpería… “Quiero agradecer a todos los clientes que durante años me siguieron y sin los cuales yo no hubiera logrado lo poco y mucho que tengo, y a Capitán Sarmiento por haberme recibido tan bien…”

E.A.: ¿Cómo es su nombre?

Mi nombre es Liber Santana Hornos, porque en Uruguay se usan los dos apellidos, Santana por mi padre y Hornos por mi mamá, nací en un pueblito San Gregorio de Polanco, Tacuarembó, costa del Rio Negro.

E.A.: ¿Cómo fue su infancia y como llegó a Capitán Sarmiento?

L.S.: Nosotros nos criamos en aquel pueblito, corríamos descalzos en los montes. Allí hacíamos tajamares, los hacíamos con mi padre, utilizamos bueyes para hacerlos, de ahí es que tengo un yugo, una coyunga, una pala de buey, un arado, todo en mi casa. Nacimos en el campo con poco, como dije andábamos descalzos, trabajábamos tirando una yunta de bueyes. Fuimos creciendo con poquita escuela, aprendí a leer y escribir a los 20 años. En la escuela solo conocí las letras, después solo empecé a querer leer, con alguien que me explicara, llegué a leer cuando tenía 21 años, y hoy puedo decir que escribo casi sin faltas de ortografía.

E.A.: ¿Qué hacía en el campo?

L.S.: En el campo criábamos ganado, trabajé de peón de estancia, esquilaba ovejas, domaba potros. En una época me operaron de hidatidosis, que es una enfermedad que se contrae por andar con las ovejas, y que ataca el pulmón, entonces dejé de trabajar porque no podía hacer mas fuerza, y me fui para la capital, Montevideo. Allí comencé otra vida, al principio trabajé en la construcción, pero un día me vieron para trabajar en una carnicería. Sabía lo que era un cuchillo y la carne, pero no tenía ni idea lo que era trabajar de carnicero. En poco tiempo aprendí con buenos maestros en esa época, trabajé por 3 años y después me largué por mi cuenta, puse una carnicería propia, estuve en Florida, en Lavalleja y en Punta del Este. Mientras hacía esa actividad, generalmente en verano, venía a la Argentina a la zafra de esquila porque nunca me olvidé de lo que hacía desde chico, y me iba a la Patagonia a esquilar, también esquilaba en Uruguay, a Brasil (Santana de Livramento). En resumen, en verano era carnicero y el resto viajaba esquilando por distintos lugares. Así conocí en Punta del Este una chica argentina de Derqui que era cajera, y tenía el padre que era carnicero. De ahí me invitó para que ayudara al papá en Argentina, y le dije: “yo, a Buenos Aires no voy” porque no me gustaba, pero ella me dijo: “No es la capital, es un pueblito en las afueras, te va a gustar a vos que sos medio gaucho”. Entonces me convenció, y decidí probar por unos meses, y que casualidad ese pueblo era Capitán Sarmiento.

E.A.: Ya en Capitán Sarmiento…

L.S.: Me fui radicando de a poco para quedarme definitivamente en esta ciudad. Un tiempo estuve en una carnicería en el paso nivel donde era la carnicería de los Navarro, después me fui al supermercado Dia% estuve un año, y de allí conocí a Griselda mi pareja, y abrimos la parrilla La Taipa. El nombre de la parrilla es porque en Uruguay para tener agua se hacen tajamares, porque no hay molinos, entonces los tajamares para juntar agua para los animales se llaman Taipas. Es el montón de tierra que se junta para atajar el agua, eso es la Taipa. También sirve para sembrar arroz en el agua estancada. Después con el tiempo abrimos la parrilla del centro, que tuvimos que cerrar por la pandemia del 2020, pero tuvimos la suerte de comprar parte de la carnicería de El Viejo Correo, y gracias a Dios levantamos el negocio.

E.A.: Cuéntenos de La Pulpería.

L.S.: Como siempre me gustaron las cosas viejas de campo, abriremos una pulpería, que la tenemos aquí instalada en la carnicería, juntamos todas esas cosas que no se usan más y las exhibimos en el lugar. El viernes 23 de septiembre abrimos la pulpería, la carnicería sigue igual, después de cerrarla, abrimos al público a las 21 horas, vienen los payadores David Tocal y Emanuel Gaboto, y la gente puede escucharlos y disfrutar de bebidas y picadas abundantes. Mucha gente me dice ¿Por qué no pones esto en San Antonio de Areco que tiene mucho turismo? Y yo digo ¿Por qué no ponerlo acá? Hice todo en esta ciudad y quiero mucho a Capitán Sarmiento, además es como un hobby, porque lo principal sigue siendo la carnicería, la pulpería va estar abierta sábado y domingo, donde el público podrá ver las distintas cosas de campo que tengo y de paso tomar algo. Tengo una caja registradora de 150 años de antigüedad, expendedores de vino que no se usan más, botas de cuero de vaca de cuando era chico, y un montón de artículos de colección.

E.A.: Alguna anécdota relevante.

L.S.: Recuerdo que cuando era joven, en Uruguay se exportaban muchas ovejas en pie, en barcos de carga, y fuimos 45 días a Arabia Saudita como baqueanos, nos llamábamos así por conocer los animales, y partimos embarcados con miles de ovejas, justo cuando estalló la guerra del golfo Pérsico. Cuando llegamos estuvimos anclados y se nos murieron 3.000 capones, llevamos 75.000 animales. A la vuelta nos mandaron en avión, a nosotros brutos paisanos que no habíamos volado nunca. Teníamos un olor a ovejas, de la cera, de la orina, y en el avión te daban cosas para comer, todo en sobre. Nosotros no conocíamos en esa época ni los sobrecitos ni nada. Trajeron la comida, desabrida, no sabíamos echarle sal porque no sabíamos dónde estaba, no sabíamos que estaba en un sobrecito. Yo tenía la costumbre de guardarme todos los sobrecitos que me daban, y en un momento nos dieron café y vi que los demás pasajeros le estaban echando algo al café de un sobrecito que pensé que era azúcar, entonces hice lo mismo, agarré de mi bolsillo uno de los cuatro o cinco sobrecitos que tenía guardados, y le eché sin saber que el que agarré era de pimienta. Tenía 20 años cuando esto sucedió… ahora tengo 59.

Gracias Liber y buena suerte!