ENTREVISTA A IGNACIO ARZUAGA

ENTREVISTA A IGNACIO ARZUAGA

A veces creemos que los jóvenes que han desarrollado sus estudios en nuestra ciudad, y que luego transitan las carreras universitarias, se quedan en el montón. Ignacio –y otros tantos que vamos descubriendo- nos demuestra que no es así, que nosotros en Capitán Sarmiento tenemos buenos colegios y buenos profesores, y aquí tenemos este Ingeniero trabajando en un importante proyecto.   

Desde Boston, dialogamos con este sarmientense, quien nos dice que “…elegir Ingeniería fue una espacie de acto de rebeldía…”

Nos habla de cómo descubrió su vocación, de que todavía la sigue construyendo, y de temas muy importantes como Vaca Muerta,  fracking y aporta claramente datos interesantísimos.

E.A.: Se presenta.

I.A.: Mi nombre es Ignacio Arzuaga, tengo 33 años. Nací en Capitán Sarmiento, donde viví hasta los 18 años, cuando me fui a estudiar a Buenos Aires. Hice el jardín, primaria y secundaria en la Escuela Normal Superior “Domingo Fidel Sarmiento” de Capitán Sarmiento. Cuando terminé la secundaria, me mudé a Capital Federal para estudiar Ingeniería Civil en la UBA. Me recibí en febrero de 2013, y empecé a trabajar en Buenos Aires como Ingeniero Estructural. Trabajé durante 3 años en consultoras de ingeniería. Primero en proyectos de ingeniería portuaria, y después tuve la oportunidad de sumarme a una consultora que ofrecía servicios de ingeniería a INVAP, para sus proyectos de ingeniería aeroespacial. Ahí trabajé verificando los modelos estructurales del satélite SAOCOM, que finalmente se lanzó en 2016. También fui Profesor Asistente en la UCA entre 2014 y 2016, en materias de Mecánica Estructural y Estabilidad. En 2016 gané la beca BEC.AR-Fulbright del gobierno nacional para ir a estudiar una maestría en EE. UU. Me mudé a Boston, EE. UU., a fines de agosto de 2016, para cursar una maestría en Ingeniería Civil y Ambiental, especializada en geomecánica, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En la actualidad vivo en Boston. Estoy de vuelta en el MIT trabajando en un proyecto financiado por YTEC (YPF Tecnología).

E.A.: ¿Qué recuerda de su niñez y adolescencia en la escuela donde concurrió aquí, en Capitán Sarmiento?

I.A.: Recuerdos tengo muchos, pero lo que más me emociona es recordar cómo la escuela fue creciendo a la par nuestra, literalmente. Cuando empecé en el jardín, la mayor parte de la escuela era patio. Teníamos un patio enorme, lleno de plantas, que usábamos para jugar. Tengo el recuerdo de una planta enorme, no sé de qué tipo, en el medio de lo que hoy es el SUM, que usábamos como casita. Cuando me encontré con Sandra Ponce, mi maestra de jardín, en un aniversario de la escuela en 2017, recordábamos que al principio el piso de la salita era de cemento, no teníamos baldosas, entonces lo usábamos como pizarrón. Nos sentábamos con tizas y dibujábamos en el piso. Eso todos los días. Debe haber sido un dolor de cabeza para los que tenían que limpiar después. Con el tiempo la escuela fue creciendo y fuimos perdiendo patio. Recuerdo cuando se construyó la expansión del edificio. Para entonces estaba en la primaria (Escuela 13) y fue toda una novedad la nueva biblioteca, sala de video y laboratorio, el patio techado. Y después, obviamente, las personas con las que compartí todos esos años: los compañeros que fuimos juntos desde el jardín hasta la secundaria, los maestros y profesores, los directores. Tengo un lindo recuerdo de todos esos años, y siempre es grato cuando se da la oportunidad de encontrarnos y volver a la escuela.

E.A.: ¿Cuándo surgió su vocación por la Ingeniería?

I.A.: Diría que la vocación la sigo construyendo, todavía estoy buscando qué próximo desafío vendrá en el futuro, y en qué área. Es muy difícil responder la pregunta “Qué te gusta hacer?”, y yo ya me rendí de intentar responderla. En mi caso no tenía idea de qué era la Ingeniería cuando elegí la carrera. Vengo de una familia de profesionales, pero más ligados al área de la salud, con mi mamá Bioquímica (María Irene García), mi papá Veterinario (Guillermo Arzuaga), y mi abuelo Médico (Felipe Arzuaga). Así que elegir Ingeniería fue una espacie de acto de rebeldía. Quería hacer algo distinto. En la secundaria me gustaba mucho Geografía (de la mano de Mónica Massana, Carina Rossi y Araceli Pomatti, que fueron mis profesoras, y aprendí mucho con ellas participando de las Olimpíadas de Geografía durante 5 años) y Física (con Verónica Genz de profesora). Unir esas dos materias parecía difícil, pero en Ingeniería Civil encontré una carrera que resuelve problemas físicos todo el tiempo, y que es lo que principalmente sigo haciendo hoy, a la vez que tiene que considerar aspectos del entorno y de la economía (tipo de suelo, meteorología, topografía, hidrología, impacto ambiental, etc.). Recuerdo en los últimos años de secundaria tener mucha confusión sobre qué estudiar. Y viendo documentales de Discovery Channel sobre Megaestructuras me dije “Por qué no hacer eso? Parece interesante”. No sabía ni cómo se llamaba la carrera, solo escuchaba que a los profesionales que participaban de esos proyectos les decían “Ingenieros”. Así que, en un recreo, fui a la biblioteca, y me fijé en la “Guía del Estudiante” las carreras de ingeniería, e Ingeniería Civil era la que más coincidía con lo que yo veía en los documentales esos. No tenía mucha idea de la carrera, así que fue un proceso difícil, sobre todo al comienzo, con muchas dudas, miedos y en algún momento desilusiones. Pero fui encontrando mi camino en la profesión.

E.A.: Ahora vamos específicamente al tema que te dedicas allí donde estas, si quiere hacer una pequeña introducción en la materia….

I.A.: En la actualidad estoy haciendo un doctorado sobre Mecánica de Rocas, en el grupo del Prof. Herbert Einstein, en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental del MIT. Mi investigación trata de entender los mecanismos de interacción entre las fracturas naturales existentes en la roca, y las fracturas hidráulicas inducidas durante los procesos de estimulación. Estas interacciones son particularmente de interés en formaciones como Vaca Muerta. En forma sencilla, al Oeste de Vaca Muerta, en los sectores más cercanos a los Andes, los esfuerzos verticales del propio peso de la columna de roca son similares a los esfuerzos horizontales producto de los procesos de orogénesis de la formación. En una situación normal, las fracturas hidráulicas que se inducen desde el pozo horizontal se propagan en dirección vertical.  Cuando tenemos un estado de esfuerzos como el que encontramos en algunos sectores al Oeste de Vaca Muerta, las fracturas hidráulicas tienden a curvarse y alejarse de la dirección vertical. Esto, en principio, no es deseable, porque entonces tenemos menor interacción de las fracturas hidráulicas con la roca y, en consecuencia, menor productividad del pozo. Sin embargo, en casos donde tenemos fracturas naturales en la roca, la interacción de éstas con las fracturas hidráulicas puede ayudarnos a mejorar la productividad. Mi investigación trata de entender mejor estas interacciones y determinar qué parámetros están involucrados en el proceso.

E.A.: ¿Que es el fracking?

I.A.: Los pozos convencionales de petróleo y gas que explotamos durante años son básicamente formaciones de rocas porosas que fueron recibiendo hidrocarburos generados en la roca madre durante años de muchas presión y temperatura. Estos hidrocarburos migran de la roca madre a estratos de rocas más porosas ubicados a menores profundidades. El proceso de migración es muy lento, y en países como Argentina y Estados Unidos, ya hemos consumido una parte importante de nuestros recursos convencionales. Entonces, la idea del fracking es fracturar la roca madre para aumentar su permeabilidad y poder extraer los hidrocarburos atrapados en ella. Se los llama por eso recursos no convencionales. La técnica del fracking se conoce desde hace varias décadas, pero recién desde los años 2000 se está utilizando en forma más extendida porque el proceso resulta económicamente más viable.

E.A.: ¿Que se extrae con el fracking?

I.A.: Hidrocarburos (gas, petróleo) atrapados en formaciones de muy baja permeabilidad.

E.A.: ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del fracking?

I.A.: Las ventajas se ven claramente en Estados Unidos. En 2018, EE. UU. se convirtió en el principal productor de petróleo del mundo, por arriba de Arabia Saudita y Rusia, y esto se debe al fracking. Esto le permite no solo obtener divisas de las exportaciones sino también tener mayor independencia en el abastecimiento energético, lo que es algo muy estratégico. Además, genera mucho desarrollo y puestos de trabajo. En Argentina ese movimiento se vio en Añelo, Neuquén. Por otro lado, como toda actividad productiva, especialmente extractiva, tiene un impacto en el medio ambiente, aunque el desafío de la ingeniería es precisamente conseguir el desarrollo sustentable. Los ingenieros en petróleo y demás disciplinas que trabajan en la industria se esfuerzan siempre por lograr explotar los recursos generando el menor impacto ambiental posible. La principal desventaja que hoy preocupa, al menos a los investigadores, es la posibilidad de generar sismos por la reactivación de fallas durante la inyección de agua de residuo del proceso en estratos subterráneos. Se han detectado sismos en correspondencia con esta práctica, aunque en ningún caso fueron sismos destructivos. Sin embargo, es un tema que se está investigando y que todavía no se comprende del todo.

E.A.: ¿La fracturación hidráulica puede contaminar el agua potable?

I.A.: El proceso de fracturación hidráulica ocurre a mayores profundidades a las que se encuentran los acuíferos, por lo que en ese sentido no hay riesgo. Vaca Muerta, en particular, está ubicada a profundidades incluso mayores que otras formaciones. Cuando se perfora el pozo se atraviesan los acuíferos, pero el pozo cuenta con varias capas de revestimiento que lo aíslan y evitan cualquier tipo de contaminación.

E.A.: ¿Es cierto que los fluidos de la fracturación hidráulica contienen químicos peligrosos que no se dan a conocer al público?

I.A.: La finalidad del proceso de fracking es incrementar la permeabilidad de la roca. Para eso se inyecta agua a presión para fracturar la roca. También se utilizan ácidos con este fin, para incrementar aún más la permeabilidad. Los químicos que se utilizan son estándar en toda la industria y son conocidos por todos los profesionales del sector, no hay secreto en eso.

E.A.: ¿La extracción de hidrocarburos de formaciones no convencionales produce una mayor huella en el lugar, que la generación de otras formas de energía?

I.A.: Como toda actividad extractiva y productiva, la extracción de hidrocarburos de formaciones no convencionales genera una huella. Estamos alterando la condición natural de la roca, utilizando grandes cantidades de agua, además de arena y químicos. Pero también la agricultura consume grandes cantidades de agua y químicos. Por el momento otras formas de energía (como la solar o eólica) tienen el gran inconveniente de ser fuentes intermitentes y que no podemos almacenar para usar cuándo lo necesitamos. El mundo necesita avanzar hacia fuentes de energía más limpias, pero es un proceso largo, y no tenemos que guiarnos por discursos fanáticos que quieren generar pánico. Argentina tiene un enorme potencial de crecimiento en energía hidroeléctrica, por ejemplo, que muchas veces se omite al discutir sobre fuentes de energía limpias. Mi opinión es que Argentina tiene que apostar por una matriz energética diversificada, aprovechando todas sus fuentes de energía, que son muchas. Respecto al mundo, el desafío actual es reducir primero el consumo de carbón, que es muy contaminante, y para eso el reemplazo por gas (que es un hidrocarburo más “limpio”) es una alternativa viable. La mayor parte de las reservas de Vaca Muerta son de gas.

E.A. ¿Quiere agregar algo más?

I.A.: Quiero agradecer a la Escuela Normal Superior Domingo Fidel Sarmiento (mi escuela) por su invitación a dar una charla a los alumnos de 5 y 6 año de Secundaria en el marco del Proyecto Interdisciplinario «Oro Negro». A su directora, Maricel Bel, Lorena Espinel y a la profesora del área de geografía Paula Avalo. En particular, quiero agradecer a la profesora de Química, María Eugenia Marillet, amiga de toda la vida que gané en la escuela también, que fue la que tuvo la idea y organizó todo.

¡Un saludo grande a todo Sarmiento!