ENTREVISTA a Ricardo Stanoss
Dialogamos con Ricardo Stanoss, veterinario, nacido en Capitán Sarmiento y radicado desde hace muchos años en E.E.U.U. Nos dice: “…Al principio extrañaba, después me fui acostumbrando a vivir con eso y después de 26 años desarrollé un sentido de identidad que no reemplaza a mi identidad sarmientense, sino que se superponen como las capas de una cebolla…” Interesante nota que cuenta su labor profesional y su enfoque personal sobre la pandemia, entre otros temas.
E.A.: Nos cuenta un poco su historia, donde nació, por qué se fue….
R.S.: Mi nombre es Ricardo Stanoss. Nací en Buenos Aires, por accidente, porque había paro de enfermeras en Sarmiento en ese momento. Mi mamá es Lidia Gorostordoy quien fué dentista por muchos años en nuestra ciudad. Mi papá fué Alfredo Stanoss, quien tuvo la agencia de Chevallier también por muchos años, primero en casa, en la Avda. Rivadavia, después en la ruta. Siempre quise ser conservacionista de especies en peligro y cuidar la naturaleza, pero cuando era chico eso no existía como trabajo. No conocía a nadie que se ganara la vida de eso. Era cosa de películas y documentales. Por mi amor por los animales y una gran influencia del Dr. Emilio Goin, seguí la carrera de veterinaria. Después de recibirme, en 1991, me di cuenta que ser veterinario y ser conservacionista no eran la misma cosa, y no quise vivir una vida de la que después me iba a arrepentir no haber tenido más coraje. Así que en 1994 di un gran salto, con gran riesgo y decidí irme a EEUU, de donde salían las películas y documentales que yo quería emular.
E.A.: En la actualidad, ¿cuál es su tarea?
R.S.: En la actualidad soy el Director de Programas de Capacitación para la Conservación del Zoológico Nacional e Instituto de Biología de la Conservación (https://nationalzoo.si.edu/), uno de los 20 museos (considerando al zoológico como museo viviente) y 9 estaciones de investigación del Smithsonian Institution (https://www.si.edu/). El Smithsonian es el complejo de museos e investigación mas grande del mundo, así que me siento muy privilegiado y honrado de tener este trabajo. Mi equipo brinda experiencias de aprendizaje a audiencias que van desde bebés en carritos visitando el zoológico con sus familias, ahora de manera remota por el COVID-19 (https://nationalzoo.si.edu/education) hasta profesionales de conservación alrededor del mundo (https://nationalzoo.si.edu/conservation). Mi tarea es dirigir a un equipo y decidir qué se enseña, cómo se enseña, a quién, cómo se evalúa y ayudar a conseguir fondos para apoyar a estos programas, especialmente brindar oportunidades a personas que de otra manera no podrían participar. Las audiencias son locales, del área de Washington DC, regionales, nacionales y globales.
Del 1995 al 2000, trabajé para el zoológico de Miami. Empecé como voluntario, después fui instructor, despues coordinador, despues gerente y después director de educación. Aprendí que los zoológicos responsables ayudan a la conservación y cómo los visitantes aprenden en esos ámbitos. Del 2000 al 2006, trabajé para la National Audubon Society, en los programas internacionales. Mi rol era manejar el programa para América Latina y ofrecer el método científico como herramienta para que la gente de las comunidades, mayormente rurales pertenecientes a pueblos originarios, pudieran responder las preguntas relevantes para ellos y tomar las mejores decisiones en cuanto al impacto ambiental del lugar donde viven. Trabajé en 15 países de América Latina (incluyendo a la Argentina). Mis experiencias más significativas fueron con culturas no occidentales, con comunidades Makushi, Wapishana, Arawak en Guyana (noreste del Amazonas). Después, del 2006 al 2014 trabajé como Director de Educación y Capacitación Internacional para el Zoológico de Brookfield en Chicago, donde «fusioné» mis dos trabajos anteriores y agregué programas en Botswana con poblaciones Tswana y San y también estuve en el interior de Tailandia. Desde el 2015 estoy en el Smithsonian, siempre trabajando en educación y capacitación para la conservación.
E.A.: ¿Cuándo comenzó el estudio constante de los animales y su pasión por fotografiarlos?
R.S.: Desde que tengo uso de razón me han atraído los animales. Toda la vida. En un momento tuve fantasías de ser fotógrafo de National Geographic (con quienes estamos colaborando en un proyecto, no como fotógrafo, aunque tengo unos planes muy interesantes por confirmar). Pronto, en mi era de Miami, me enteré que National Geographic había cambiado su modelo financiero y despidió a todos sus fotógrafos menos a cuatro o cinco famosisimos, que yo no tenía ni el talento, ni el equipo, ni el tiempo y dinero para ir a África, contratar a un guia, levantarme a las 3 de la mañana para tal vez tener la oportunidad de sacar una foto buena antes que la luz se ponga fea y quedarme por un mes. Asi que empece a sacar fotos de cosas que si estaban a mi alcance: macro fotografía, texturas de la naturaleza, animales del zoológico (de Miami, después de Brookfield en Chicago, pero menos porque ya había perdido el interés), paisajes en mis viajes por trabajo en América Latina, África y Asia. Y finalmente a gente. Así que ahora soy fotógrafo retratista, irónicamente. Hago retratos con muy poca frecuencia porque se tienen que dar varias condiciones, especialmente que el sujeto quiera embarcarse en la colaboración de hacer un retrato y siga mis indicaciones.
E.A.: ¿Cómo está la situación del Covid 19 allí en estos momentos?
R.S.: Es difícil. Hubo un segundo pico a nivel nacional el doble de alto que el primero por la ansiedad de volver a la normalidad. También es un año electoral, así que el gobierno nacional quiere que se reanude la normalidad YA, para que la economía pare de deteriorarse y eso pone en peligro muchas vidas. Hay más de 30 millones de desempleados y más de 140.000 muertos por el COVID-19. En el Smithsonian, vamos a trabajar desde casa hasta que haya una vacuna. Así que esto va para largo.
E.A.: Usted que conoce los animales, ¿cree que esta pandemia surgió de uno de ellos?
R.S.: Si. Al igual que el HIV, Ebola, SARS, etc, cuanto más el ser humano destruye hábitats naturales donde casi no hay humanos (como bosques primarios) y come animales salvajes, más se expone a patógenos desconocidos por el sistema inmune humano y así se generan estas pandemias. Uno de nuestros programas es el Programa de Salud Global, que estudia la salud animal, la salud ecosistémica y la salud humana, que en realidad es una sola (https://nationalzoo.si.edu/global-health-program). Ellos son los expertos en el tema y hay bastante información fidedigna en nuestro sitio de web.
E.A.: ¿Qué es lo que más recuerda de su niñez en Capitán Sarmiento?
R.S.: Mi infancia. Los amigos, los vecinos de la cuadra. Agarrar la bici e irme al campo. Los olores del pueblo. Las personas con mayor influencia en mi vida fueron Julieta Beaudean, mi maestra de ciencia, quien me presentó a la ciencia como algo fascinante. No me trato como un chico a quien se ignoraba. Me leia el Ciencia de Casenave como si fuera el Patoruzito. Y la persona que tuvo la mayor influencia positiva en mi vida, sin duda, fue el Dr. Emilio Goin, que me llevaba al campo con él y me mostraba todo, porque veía que me interesaba. Después fue mi mentor. A veces no nos damos cuenta que nuestros gestos, por insignificantes que nosotros creamos que sean, pueden tener un efecto tan grande en un chico.
E.A.: ¿Volvería a vivir a la Argentina? ¿Extraña su país?
R.S.: No, no volvería a Argentina. En cada ocasión que voy a visitar a mi familia, veo que todo cambió. Tengo nostalgia, vivo con nostalgia, de algo que ya no existe más. Esto le debe pasar a la gente «mayorcita». Al principio extrañaba, después me fui acostumbrando a vivir con eso y después de 26 años desarrollé un sentido de identidad que no reemplaza a mi identidad sarmientense, sino que se superponen como las capas de una cebolla. Nunca voy a dejar de ser de Capitán Sarmiento. No se pueden borrar mi infancia y juventud. Extraño mis años en el pueblo, extraño mis años en Buenos Aires, extraño mis años en Miami y en Chicago. Pero cuando vuelvo, nada es igual que en mis recuerdos. Y me doy cuenta que lo que extraño es tener esa edad, ser joven! Pero no quiero perderme esta edad y arrepentirme a los 80 de no haber aprovechado mis 50 y pico.