ALGUIEN QUE SE HAGA CARGO
La pandemia es como la caja de Pandora, libera todos los males. En este caso son males sociales donde todo ocurre para martirizar a los mortales que habitan este suelo. Suele suceder que algunos males ya lo veníamos padeciendo pero con el Covid se agravaron. Puntualmente hay que hablar de los bancos. Estas instituciones que trabajan con el dinero de los ciudadanos, están obligados a tratar muy bien a sus clientes que son los que pagan el sueldo de sus empleados. Pero no, en el mundo del revés, el banco es un organismo que se complace en hacer sufrir a la gente. El primer escollo que hay que sortear es el cajero automático, ese elemento robótico, sin alma ni corazón, se encarga de sumar stress a quienes creen que allí van a retirar dinero en efectivo. De tres cajeros, normalmente funciona uno, por lo tanto las colas son interminables. Allí se agrupan –con temperaturas gélidas- jóvenes, adultos, y una raza en extinción: los jubilados. El personal que debe cargar los cajeros no hace esa cola para cobrar, como la que ellos mismos generan, por lo tanto cero empatía. Además si tenés suerte que tenga plata, no se puede retirar sino billetes de 100 pesos, es decir que una persona demora el triple de tiempo para retirar una suma considerable, y se va con los bolsillos cargados de un montón de papel, que pronto se va en la verdulería, carnicería, y supermercado. En fin la modernidad vino para hacer la vida más fácil, pero en los cajeros de Capitán Sarmiento, es al revés, hace años que venimos sufriendo este problema, y nadie ha hecho algo para cambiarlo. Si los jubilados siguen haciendo cola con este frio, sus consecuencias serán tan mortales como el Covid, alguien debe reflexionar, a quien le quepa el sayo que se lo ponga.